La Jaula

Mulholland Drive

Lo de anoche fue como estar en la orilla del río,
¿me escuchabas con los ojos?
Fue un pedazo de pan
y el piso de madera
y un ronroneo
ajustado justo donde nos hace temblar.

todo bien!

Nos quedamos sin fuerza para seguir luchando, y siempre supe que no iba a tener fuerza para soportar este momento. Hace más de un año N. le dijo a Mariana que cuando nos peleemos quiere seguir siendo amigo de ella. Mari un poco se enojó y a mí me pareció tierna e ingenua: después me explicó que no podría estar enamorada pensando que un día vamos a separarnos. Hoy estamos hablando sobre quién se va a quedar con cada gato y yo no puedo dejar de llorar. Duele demasiado, es irreal estar pensando en la mudanza. Duele demasiado, y es patético estar escribiendo esto en el blog pero que me chupen bien la pija los que hablan sobre qué es patético y qué no. El tema es que todo empezó por este blog: Mariana lo leía y yo le gustaba. Por suerte nunca me dejó un comment, se hubiera ganado que la descarte automáticamente. Me agregó al MSN y chateamos un tiempo largo, pero todavía no había mucha onda, y además yo estaba saliendo con A.
Un día eran las 6 de la mañana, yo estaba en un cyber y Mariana se había despertado riéndose a esa hora. Chateamos y la invité a desayunar a mi departamento. Le hice un licuado de banana con leche cortada, y ella por delicadeza no me dijo que la leche estaba cortada (yo soy daltónico). Siete días después había subido este post.

En la vida de toda persona hay dos o tres personas que, a los hachazos, se hacen importantes. Es imposible crecer solo, por uno mismo. Pero se tienen que generar momentos de vacío para tener la lucidez de discriminar quién vale la pena y quién no, cual es una historia importante y cual no. Después nos quedamos solos, perdemos todo lo que creíamos que teníamos, pero no perdemos cosas que con suerte supimos que estaban a nuestro alcance: atmósferas, sonidos, certezas precisas, los labios (imaginarios después de un tiempo) de alguien diciendo de forma relajada y casual ‘te amo’.

Todos los años me sorprendo en septiembre. Porque claro que me gusta el invierno y odio el verano, pero el olor y el cielo de esta época me da ganas de llorar. Es la situación mas triste del mundo. Ahora tengo que limpiar la caca de los gatos, pensar en Mari, en mí, leer a Celan (aunque sé que no lo merezco), escuchar a Joanna Newsom (tampoco, y si toca en un lugar como Niceto es porque nadie merece algo mejor). Todo esto es culpa mía. Espero que el mundo y mi vida sean cada vez un poco mejores. Por lo pronto, estoy seguro de que hoy fue un día mejor que ayer. Caminé, compré una remera, comí un sanguche en Mark's, me crucé a un amigo y le conté que estoy triste y porqué. Igual sigo triste. Pero, claro, yo me lo busqué.

Hoy estuve triste pero me compré las obras completas de Celan y me fui a leer a una estación de servicio horrible sobre Scalabrini Ortiz. La sensación, después de leer un poema, de querer mostrárselo a Mariana a toda costa, de que es imposible seguir vivo sin leerle ese poema a Mariana. La llamé al celular pero no atendió.



RECUERDO DE FRANCIA

Piensa conmigo: el cielo de Paris, el gran cólquico otoñal...
Compramos corazones a las floristas:
eran azules y se abrían en el agua.
Comenzó a llover en nuestra habitación
y nuestro vecino llegó, Monsieur Le Songe, un hombrecillo enjuto.
Jugamos a las cartas, perdí mis pupilas;
me prestaste tu cabello, lo perdí, él nos abatió.
Salió por la puerta, seguido por la lluvia.
Estábamos muertos y podíamos respirar.