Friday, December 12, 2003
Hace unas semanas estaba perdido en Buenos Aires, harto de dormir en la calle, asi que me metí en un cyber para ver si de casualidad pegaba un colchón. En el MSN tenía conectada solamente una mina con la que había cojido una vez, no daba para pedirle ir a su casa, pero le comenté mi situación. Me mandó el contacto de un amigo suyo.
El amigo suyo era un judío que quería sumar puntos en la tabla de posiciones de los judíos haciendo buenas acciones, algo asi como Mitzvah se llama, asi que suponiendo que estaría ayudando a un pobre chico de la calle a no pasar frío y hambre durante una noche, me invitó. Fui hasta avellaneda y me encontré en una esquina con él.
Cuando lo vi me costó mucho no reirme. Un gordo gigante, de un metro noventa y trescientos kilos, de pantalón corto, ojitos verdes de nenito inocente y gorrito de esos que usan los judíos que son como una telita. Me dijo "hola" con una voz muy rara (todas las voces me parecen raras) y me invitó a comer una pizza, mientras me interrogaba sobre mi vida.
Fui a su depto, un lugar gigante y con olor feo, y después me acompañó en la habitación donde íbamos a dormir. Tenía cuatro computadoras con monitores gigantes y cpu's pelados y demás cosas que me hicieron pensar "sabe mucho de computación, debe ser uno de esos gordos que hacen virus que rompen computadoras". Empezamos a mirar una película, acostados en la misma cama, y me quedé dormido.
En la mitad de la noche me pareció que alguien me tocaba la pija. Pensé que era un sueño, me di vuelta y seguí durmiendo.
Y de nuevo, y para asegurarme de que no era un sueño esperé, hasta que me levanté diciendo "AJÁ!". Él respondió diciendo "no pasa nada, seguí durmiendo". Pensé en seguir durmiendo, pero me acordé de todos los chistes de idishes mammes o como se escriba, de que los judíos son culposos o algo así. Entonces le dije "sí pasa algo, me estás violando". "No, no".
Y empecé a preguntar cosas como "Tu papá es muy ortodoxo con el tema de la religión...?", "Hay muchos judíos putos?" ("¡No soy puto!"), "algo te pasa con los hombres... en serio no sos gay? No es nada malo...". Después saqué más a flote el tema de su religión, y empezó a decir "no, es que... no, no puede ser, no puede", y caminaba de una punta a otra de la habitación con lágrimas cayéndole, se fue al baño y yo, buen hijo de puta, puse la oreja al lado de la puerta. El gordo judío, que además era negro (morocho) y ahora, también, puto, estaba llorando como una nena, a los gritos. Me lo imaginé sentado arriba del inodoro con las manos en la cara y me empecé a reirme a carcajadas. Supongo que escuchó. Me tiré en la cama y seguí durmiendo.
Yo siempre le gusté mucho, muchísimo, a los gays, pero a un heterosexual ultra religioso llevarlo a la otra vereda nunca me había pasado. Es un elogio bastante grande a mi virilidad y delicadeza.
Al otro día me desperté y él estaba en el living (no sé si durmió, o si durmió al lado mío, o qué). Le pregunté qué bondi tomar que vaya para el lado del centro y por suerte había uno en la puerta del edificio.
Recién me llegó un mail del gordo ofreciéndome $50 por chupármela. Supongo que se está des-reprimiendo, lo cual es muy bueno. Lo voy a felicitar.
Yo casi me había olvidado de él y de la historia. Veré como hago que continúe sin tener que someterme a sus garras. La puedo pasar muy bien.
El amigo suyo era un judío que quería sumar puntos en la tabla de posiciones de los judíos haciendo buenas acciones, algo asi como Mitzvah se llama, asi que suponiendo que estaría ayudando a un pobre chico de la calle a no pasar frío y hambre durante una noche, me invitó. Fui hasta avellaneda y me encontré en una esquina con él.
Cuando lo vi me costó mucho no reirme. Un gordo gigante, de un metro noventa y trescientos kilos, de pantalón corto, ojitos verdes de nenito inocente y gorrito de esos que usan los judíos que son como una telita. Me dijo "hola" con una voz muy rara (todas las voces me parecen raras) y me invitó a comer una pizza, mientras me interrogaba sobre mi vida.
Fui a su depto, un lugar gigante y con olor feo, y después me acompañó en la habitación donde íbamos a dormir. Tenía cuatro computadoras con monitores gigantes y cpu's pelados y demás cosas que me hicieron pensar "sabe mucho de computación, debe ser uno de esos gordos que hacen virus que rompen computadoras". Empezamos a mirar una película, acostados en la misma cama, y me quedé dormido.
En la mitad de la noche me pareció que alguien me tocaba la pija. Pensé que era un sueño, me di vuelta y seguí durmiendo.
Y de nuevo, y para asegurarme de que no era un sueño esperé, hasta que me levanté diciendo "AJÁ!". Él respondió diciendo "no pasa nada, seguí durmiendo". Pensé en seguir durmiendo, pero me acordé de todos los chistes de idishes mammes o como se escriba, de que los judíos son culposos o algo así. Entonces le dije "sí pasa algo, me estás violando". "No, no".
Y empecé a preguntar cosas como "Tu papá es muy ortodoxo con el tema de la religión...?", "Hay muchos judíos putos?" ("¡No soy puto!"), "algo te pasa con los hombres... en serio no sos gay? No es nada malo...". Después saqué más a flote el tema de su religión, y empezó a decir "no, es que... no, no puede ser, no puede", y caminaba de una punta a otra de la habitación con lágrimas cayéndole, se fue al baño y yo, buen hijo de puta, puse la oreja al lado de la puerta. El gordo judío, que además era negro (morocho) y ahora, también, puto, estaba llorando como una nena, a los gritos. Me lo imaginé sentado arriba del inodoro con las manos en la cara y me empecé a reirme a carcajadas. Supongo que escuchó. Me tiré en la cama y seguí durmiendo.
Yo siempre le gusté mucho, muchísimo, a los gays, pero a un heterosexual ultra religioso llevarlo a la otra vereda nunca me había pasado. Es un elogio bastante grande a mi virilidad y delicadeza.
Al otro día me desperté y él estaba en el living (no sé si durmió, o si durmió al lado mío, o qué). Le pregunté qué bondi tomar que vaya para el lado del centro y por suerte había uno en la puerta del edificio.
Recién me llegó un mail del gordo ofreciéndome $50 por chupármela. Supongo que se está des-reprimiendo, lo cual es muy bueno. Lo voy a felicitar.
Yo casi me había olvidado de él y de la historia. Veré como hago que continúe sin tener que someterme a sus garras. La puedo pasar muy bien.
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