Thursday, October 21, 2004

Sobre los arrepentimientos

Hace 5 años estaba cogiendo con mi novia de ese momento y me dijo "hace el amor como si fuera la última vez".
Yo tenía trece tiernas primaveras. No supe qué hacer. Me descolocó. Yo creía amarla, era mi primera novia (muchos años mayor que yo), y no supe si llorar, morderla o reirme.
En fin, seguí cogiendo mediocremente.
Pero no sabía en ese momento que esa vez iba a ser, efectivamente, la última vez que le haría el amor.

Friday, October 15, 2004

Cuando más limpias te parezcan
Las aguas del lago
Y aún cuando creas
Rebosar de juventud
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Cuando completes
Con mirada ascendente y pura
El triunfo de los pájaros
Y la derrota de las olas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Cuando vayas al encuentro
De la amada o el amado
Sintiéndote seguro
Del esplendor de sus pupilas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Y no me abandones
Prematuramente
No te comportes
Como un ingrato
Recuérdame siempre
Yo soy tu proveedora de droga

(O. Lamborghini)

Estoy esperándote en la esquina de Córdoba y Junin

Estoy esperándote en la esquina de Kennedy y Serviño.

Detrás de toda literatura hay una máscara blanca como el viento de las ocho de la noche.
A mí también me persiguen, pero no me escapo.
Es todo hermoso. Estoy viviendo solo, sentado en mi sofá, pensando en las caras sonrientes de la gente a la que quiero, escribiendo poemitas con yema de huevo en la pared mas blanca, llorando de alegría.
Ella no se daba cuenta porque nadie me fotografió. Después fui con ella a cenar y tomé 4 cervezas y vino y después caminé por Córdoba y por Santa Fe hasta pza Italia y lo esperé a Gabo tomando cervezas y leyendo un par de horas y pensando en los nenitos del supermercado Jumbo, que eran hermosísimos. Varias cervezas y leyendo mucho. Después caminé por Palermo. Cuando vivía en el pueblo decía que lo único lindo de vivir en un lugar tande mierda es que a la noche se ve el cielo. Acá las estrellas no gotean. Son insoportables, ni se las huele. Sé que están- pero todo loque no es un olor, un color o una música es una pendejada. Una mujer, por ejemplo, no lo es, porque si uno la quiere es por lo menos las tres cosas juntas. Las demás cosas son pendejadas. No me las puedo tomar en serio. La literatura es buena siempre y cuando tenga olor. Si no, aburre.
Como cuando una nenita gorda se tira en una pileta iluminando la escena. Vivimos como tirándonos en una pileta de fuego y abriendo los ojos una vez sumergidos. Yo me tiro. Yo abro los ojos y busco un arma en mi mochila, yo sé que hay un arma, pero meto la mano y no hay nada. Todos vivimos así. Sabiendo que hay un arma en nuestra mochila pero no encontrándola cuando hace falta.
Y asi nos va.
Hoy caminé por los bosques de Palermo -a una cuadra de mi depto- y fue lindo. Estaba solo y cantaba bajito. Canciones malas pero que me gustan. Vi la sombra de un pájaro, pero levanté la cabeza y no hubo pájaro. Mi respiración y la musiquita que no me puedo sacar de la cabeza no me dejan escribir un poema como quisiera. El amor es una mezcla de sentimentalismo y sexo (Burroughs, no coincido). Yo no sé qué me pasa. Claro que quiero meterla y sacarla y sacarla y meterla, pero no sé, ya me harté, ahora hablo de otra cosa, no hablo solamente de meterla y sacarla y sacarla y meterla, hablo de ternura (compañero). No sé hasta donde quiero sexo. Todo está envejecido y podrido. Yo creo que el cielo sí que se puede pudrir, Gabo. No digas que no. El cielo sí que se puede pudrir si no le prestamos la atención suficiente y si nuestros poemitas -los peores- no le prestan la atención suficiente. Ya no sirve cantar con sentimiento. Mi amor, donde quiera que estés, ya no hay nada que hacer, ya no hay nada que decir, ya no hay nada que perdonar, los gestos dejaron de ser necesarios, para qué besar, para qué lamer, para qué acariciar, para qué cojer, para qué bailar un bolero a la luz de los faroles o de una luna roja, para qué hablarnos, para qué soñar, para qué mierda voy a seguir escribiendo estas basuras que escribo y que parece que las escribo para dar lástima. El viento a las ocho de la noche es blanco. Los gestos pueden ser reales o irreales. Nos van a barrer a todos.
Porque así nos va.
Mis ojos desde que tengo 11 años -sé la fecha exacta- retienen un montón de cuerpos desnudos y películas porno. Yo veo que todo es lindo. Precioso. Yo lo sé y me emociono y lloro cada vez que salgo a caminar. Pero también tengo todas estas películas porno retenidas, cuerpos desnudos, prostitución, drogas, whisky a montones, negocios en los límites de la ley. Me dan ganas de llorar. Aviao sem asa, fogueira sem brasa, sou eu assim sem vocè. Aburrido mirando la lluvia por la ventana y tarareando canciones que no existen. Por el balcón, no tengo ventana. Toda literatura, en el fondo, en el rincón del fondo, donde las arañas construyen sus ahora azules telas, se esconde una máscara blanca, eso es lo que hay atrás de todas las palabras de la literatura, una putísima máscara blanca. La luz del atardecer descompone nuestra percepción del viento. El viento descompone nuestra percepción del tiempo. La cultura o la locura. Quiero repasar toda mi vida en una sola noche relampagueante y detenida como la estatua de vidrio que quería ser cuando era chiquito. La estatua de una bailarina rusa, en puntitas de pié, acariciando con su entrepierna una Sonata de B. Pero no se puede, porque tengo miedo, y no solamente eso. La marea es blanca. La palabra "divino" crea los propios ojos claros de D. Como la luz de mi cabeza, pienso. Te dije que prefería no escuchar más. En algunas zonas se puede ver la huella del miedo, en algunas zonas se puede ver la huella de la marea blanca, en algunas zonas se puede ver la huella de los ojos claros más lindos del planeta, en algunas zonas se puede ver la huella de la luz de mi cabeza, en algunas zonas se puede ver la huella de los incendios de lo que amé, odié, envidié, desprecié, todo a una velocidad de vértigo, lo que protegí, lo que ataqué, eso de lo que me defendí, lo que busqué al pedo, lo que siempre estuvo ahí: lo que nunca encontré.
Y después se desata la tormenta de mierda.

1. Fachada
La vida concluye en el momento en que se la fotografía. Es casi un
símbolo de Hollywood. Tara no tenía habitaciones en su interior. Era
sólo una fachada.
David O. Selznick. El muchacho se acerca a la casa. Vereda de alerces.
La Fronda. Collar de lágrimas. El amor es una mezcla de
sentimentalismo y sexo (Burroughs). La mansión sólo es fachada y la
desmantelan para instalarla en Atlanta. 1986. Todo está envejecido. No
es un fenómeno reciente. Todo cargado desde hace mucho tiempo. Y los
pueblerinos imitan tu modo de hablar. El tono de ciudad. Una vereda de
palmeras. Todo lento y asmático. Biólogos aburridos contemplan la
lluvia desde los ventanales de su corporación. No sirve cantar con
sentimiento. Querida mía, donde quiera que estés: ya no hay nada que
hacer, no es necesario el gesto que nunca llegó. "Era sólo una
fachada." El muchacho camina hacia la casa.

2. La totalidad del viento
Carreteras gemelas tendidas sobre el atardecer, cuando todo parece
indicar que la memoria y la delicadeza kaputt, como el automóvil
alquilado de un turista que penetra sin saberlo en zonas de guerra y
ya no vuelve más, al menos no en automóvil, un hombre que corre a
través de carreteras tendidas sobre una zona que su mente se niega a
aceptar como límite, punto de convergencia (el dragón transparente), y
las noticias dicen que Sophie Podolski kaputt en Bélgica, la niña del
Montfaucon Research Center (un olor indigno de una mujer), y los
labios exangües dicen "veo camareros de temporada caminando por una
playa desierta a las ocho de la noche"..."Gestos lentos, no sé si
reales o irreales"..."Un grupo barrido por el viento cargado de
arena"..."Una niña de once años muy gorda iluminó por un instante la
piscina pública"..."¿Y a vos también te persigue Colan Yar?"..."¿Una
pradera negra incrustada en la autopista?"... El tipo está sentado en
una de las terrazas del ghetto conjetural. Escribe postales, su
respiración le impide hacer poemas como él quisiera. Quiero decir:
poemas gratuitos, sin ningún valor añadido. Sus ojos retienen una
visión de cuerpos desnudos que se mueven con lentitud fuera del mar.
Después sólo resta el vacío. "Camareros de temporada caminando por la
playa"..."La luz del atardecer descompone nuestra percepción del
viento"...

3. Cuadros verdes, rojos y blancosAhora él, o la mitad de él, se sube con la marea. La marea es blanca.Tomó un tren en dirección contraria a la que deseaba. Sólo él ocupa elcompartimiento, las cortinas están descorridas y el atardecer se pega
sobre el cuerpo negro de los asientos. Hemos creado un espacio\silencioso para que él de alguna manera trabaje. Enciende un\cigarrillo. La cajita de los fósforos es sepia. Sobre la cubierta está\dibujado un hexágono compuesto de doce fósforos. El título es: "Jugar\con fósforos", y, como indica un número 2 en el ángulo superior\izquierdo, éste es el segundo juego de la colección. El juego se llama\"La increíble fuga de triángulos". Ahora su atención se detiene en un\objeto pálido, al cabo de un rato advierte que es un cuadrado que\empieza a fragmentarse. Lo que antes reconoció como pantalla se\transforma en marea blanca, palabras blancas, vidrios que finalizan su\transparencia en una blancura ciega y permanente. De improviso un\grito concentra su atención. El breve sonido le parece como un color\tragado por una fisura. ¿Pero qué color? La frase "El tren se detuvo\en un pueblo del norte" no le deja ver un movimiento de sombras que se\desarrolla en el asiento de enfrente. Se cubre el rostro con los dedos\lo suficientemente separados como para atisbar cualquier objeto que se\le aproxime. Busca cigarrillos en los bolsillos de la chaqueta. Cuando\exhala la primera bocanada piensa que la fidelidad se mueve con la\misma rigidez que el tren. Una nube de humo opalino cubre su rostro.\Piensa que la palabra "rostro" crea sus propios ojos azules. Alguien\grita. Observa sus pies fijos en el suelo. La palabra "zapatos" jamás\levitará. Suspira, vuelve el rostro hacia la ventana, el campo parece\envuelto por una luz más oscura. Como la luz de mi cabeza, piensa. El\tren se desliza junto a un bosque. En algunas zonas se puede ver la\huella de incendios recientes. A él no le extraña no ver a ninguna\persona en las orillas del bosque. Pero el jorobadito vive allí,\siguiendo un sendero para bicicletas, un kilómetro más adentro. Le\dije que prefería no escuchar más.\",1]
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en el vidrio sucio. Colores rápidos, oscuros, intensos, se despliegansobre el cuerpo negro de los asientos. Hemos creado un espaciosilencioso para que él de alguna manera trabaje. Enciende uncigarrillo. La cajita de los fósforos es sepia. Sobre la cubierta estádibujado un hexágono compuesto de doce fósforos. El título es: "Jugarcon fósforos", y, como indica un número 2 en el ángulo superiorizquierdo, éste es el segundo juego de la colección. El juego se llama"La increíble fuga de triángulos". Ahora su atención se detiene en unobjeto pálido, al cabo de un rato advierte que es un cuadrado queempieza a fragmentarse. Lo que antes reconoció como pantalla setransforma en marea blanca, palabras blancas, vidrios que finalizan sutransparencia en una blancura ciega y permanente. De improviso ungrito concentra su atención. El breve sonido le parece como un colortragado por una fisura. ¿Pero qué color? La frase "El tren se detuvoen un pueblo del norte" no le deja ver un movimiento de sombras que sedesarrolla en el asiento de enfrente. Se cubre el rostro con los dedoslo suficientemente separados como para atisbar cualquier objeto que sele aproxime. Busca cigarrillos en los bolsillos de la chaqueta. Cuandoexhala la primera bocanada piensa que la fidelidad se mueve con lamisma rigidez que el tren. Una nube de humo opalino cubre su rostro.Piensa que la palabra "rostro" crea sus propios ojos azules. Alguiengrita. Observa sus pies fijos en el suelo. La palabra "zapatos" jamáslevitará. Suspira, vuelve el rostro hacia la ventana, el campo pareceenvuelto por una luz más oscura. Como la luz de mi cabeza, piensa. Eltren se desliza junto a un bosque. En algunas zonas se puede ver lahuella de incendios recientes. A él no le extraña no ver a ningunapersona en las orillas del bosque. Pero el jorobadito vive allí,siguiendo un sendero para bicicletas, un kilómetro más adentro. Ledije que prefería no escuchar más.


.Esto no es la muerte

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"Más enamorado de mí de lo que se cree, necesita de mi mirada para vivir, soy ya su asesino. Bueno, asesino es una palabra fuerte, yo no sé aún que voy a matarlo, él no sabe que yo puedo olvidarlo. Y, desde el momento en que he empezado a escribir ya lo he matado, el movimiento hipnótico de la Bic sobre mi libreta bloquea el recuerdo de su olor."

"Más enamorado de mí de lo que se cree, necesita de mi mirada para vivir, soy ya su asesino. Bueno, asesino es una palabra fuerte, yo no sé aún que voy a matarlo, él no sabe que yo puedo olvidarlo. Y, desde el momento en que he empezado a escribir ya lo he matado, el movimiento hipnótico de la Bic sobre mi libreta bloquea el recuerdo de su olor."

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