Saturday, December 30, 2006

el universo es amarillo

Friday, December 29, 2006

lo importante no es la belleza, lo importante es provocar miedo

Tuesday, December 26, 2006

Gertrude: éstas son ideas muy comunes.
Presenta la jazz-band.
No, toca blues con ella.
Esta es mi vida.
Atraviesa el puente.
Es siempre un poco tarde.
No me presta atención.
Mira aquellos tres barcos pegados inmóviles en el medio del gran río.
Estamos sobre la hora.
Daydream.
¿Quién caza mejor el ojo uno del otro?
Soy yo reconozco victoria.
Ella que vive con nosotros, entonces ni se habla.
Caza, caza.
Y pisa fuerte subiendo la escalera corriendo.
Otra escena de mi vida.
Un viejo amigo vive en taxis.
Dentro de un taxi me dice que quiere llorar pero no llora.
No me olvido más.
¿Y la última, ya te la conté?
Es así.
Estamos quietos.
Vos leés sin parar; yo escucho una canción.
Ahora estamos en movimiento.
Atravesando el gran puente mirando el gran río y los tres barcos pegados inmóviles en el medio.
Vos vas un poco adelante.
Pienso que soy más jóven de lo que soy.
Muy jóven.
Estamos acostados.
Te despertás corriendo.
Soñé otra vez con lo mismo.
Estamos pensando.
En el mismo orden de cosas.
No, no en el mismo orden de cosas.
Es domingo a la mañana (no es día útil a las tres de la tarde).
Cuando la memoria es útil.
Usala.
Ahora te toca a vos.
Do you believe in love...?
Entonces listo.
No insisto más.

Hay tipos como Olson o Creeley que pudieron hablar y escribir libros enteros hablando inteligente, brillantemente de su poesía, del desarrollo del pema, de su objetivo. Y hay otros, a los que me acerco más, irracionales, que insultan a los poetas de equis país, que insultan a los poetas de equis edad, sectarios, amiguistas, reordenando un canon arbitrario que con suerte da lugar a su propia estética. Igualmente, en ninguno de esos escenarios está la poesía. Yo siento a la poesía en tres lugares específicos, y en ningún otro. El primero son los poemas. El segundo es la noche. El tercero es verte caminar, verte mirarme, saber que me amás.
Me gusta, me encanta, acariciar tu pelo. Adoro darte un beso en el cuello, despacito, o fuerte y con mordisco, da igual. Apoyar la palma de mi mano en tu muslo flaquísimo y firme, oler tu nuca levantándote el pelo. Verte acariciar a Lenny, tu gato, o verte jugar con él, por Dios, me saca de quicio, es una foto en la que casi nunca estoy no pensando.
Que nuestras voces roncas de tantas carcajadas, o tus rasgos diminutos, melancólicos y sutiles me expliquen un poco qué hacer. En este momento quiero tirarme al suelo y rodar. Necesito volver y mirar de nuevo el cuarto en el que lo único que hay sos vos durmiendo. Sin vos bien que soy lago.

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