Tuesday, December 26, 2006

Hay tipos como Olson o Creeley que pudieron hablar y escribir libros enteros hablando inteligente, brillantemente de su poesía, del desarrollo del pema, de su objetivo. Y hay otros, a los que me acerco más, irracionales, que insultan a los poetas de equis país, que insultan a los poetas de equis edad, sectarios, amiguistas, reordenando un canon arbitrario que con suerte da lugar a su propia estética. Igualmente, en ninguno de esos escenarios está la poesía. Yo siento a la poesía en tres lugares específicos, y en ningún otro. El primero son los poemas. El segundo es la noche. El tercero es verte caminar, verte mirarme, saber que me amás.
Me gusta, me encanta, acariciar tu pelo. Adoro darte un beso en el cuello, despacito, o fuerte y con mordisco, da igual. Apoyar la palma de mi mano en tu muslo flaquísimo y firme, oler tu nuca levantándote el pelo. Verte acariciar a Lenny, tu gato, o verte jugar con él, por Dios, me saca de quicio, es una foto en la que casi nunca estoy no pensando.
Que nuestras voces roncas de tantas carcajadas, o tus rasgos diminutos, melancólicos y sutiles me expliquen un poco qué hacer. En este momento quiero tirarme al suelo y rodar. Necesito volver y mirar de nuevo el cuarto en el que lo único que hay sos vos durmiendo. Sin vos bien que soy lago.

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