Wednesday, December 10, 2003

Hace unos días llegué muy borracho a la casa de mi vieja, y como había perdido las llaves me tiré a vomitar en el cordón de la vereda. Me quedé dormido, y me despertó un hombre. Me preguntó por las calles, y fiel a mi estado dije cualquier cosa. Me llevó a su casa, en la vereda de en frente, a tomar café y despabilarme. Me dió mucho, mucho café, y me puse relativamente bien.

Se escuchó a una vieja de atrás gritar algo, él respondió "estoy con gente", cerró una puerta y se sentó en frente mío. Hablaba muy raro.

Me contó su vida: Según dijo, estuvo casado dos veces, las dos lo maltrataron, le metieron los cuernos. Tenía la mirada con más dolor que vi en mi vida. Hablaba desde heridas, sufría mucho. Me dijo que hacía semanas que estaba tirado en un sofá. Me dijo que lo violaron a los 12 años "y después de nuevo". Que todos lo odian, y yo me identifiqué con él. Después de separarse de esas dos mujeres conoció a una persona "que lo amaba más allá del sexo de cada uno" (mi increíble intuición se dio cuenta de que hablaba de un hombre). Me mostró muchas tarjetitas de boliches gays y fotos de travestis. Una foto de sus dos hijas, mellizas, de las que hablaba con un amor que no puedo imaginar. También dedicó un rato de su charla a profesar su fanatismo por Aldo Rico y su militancia bajo su cargo, de modo incondicional. O sea: un hijo de puta melodramatico y sufrido, puto reprimido, muy divertido, muy ordinario (escupía mientras hablaba). Siguió hablando y yo comenté un episodio del que me había hablado mi vieja: A un vecino, otro vecino había intentado asesinar, entrando a la fuerza a la casa con un caño y a los gritos, moliéndose a palos con medio mundo y agujereando puertas y ventanas. Obviamente, el loco en cuestion estaba frente a mí. Se justificó diciéndome que su vecino, al que intento matar, pasaba por arriba de la pared que separaba sus casas, lo dormia con pastillas que ponia al cafe y a la noche se cogía a su mujer y, una vez, a él ("me desperte con un dolor de orto..." me dijo). Entonces él dejaba a su mujer arriba de la cama y dispersaba harina por toda la habitación, para darse cuenta si alguien se acercaba, si su mujer se iba, etc. Se ponía divertido. Comentó que dejó la merca porque una vez le estaba chupando la concha a una mina y no se le paró. Me empezó a decir que mis manos son las manos más lindas que vio, yo le dije "ya sé", y me dijo que mis brazos también. Que son suaves y frágiles. Me acarició y le dije, mirándolo a los ojos, "no me gusta que me toquen".

Me tocó relatarle mi vida, lo hice, y él me dijo "hablamos el mismo idioma". Todos creen hablar mi mismo idioma, es odioso.

A esta altura él ya me decía "bebé".

El era fabricante de cuchillos y me mostró unos cuantos, yo soy fanatico de los cuchillos, asi que pregunté precios y demás. Me acerqué uno a la muñeca para asustarlo y me hizo prometerle que no me iba a cortar.
Después me pegó, muy fuerte. No sé porqué. Me pidió perdón llorando, en el suelo.

Me ofreció vino y le dije que no, me limpió el vómito de mi pantalón con un trapo mojado, me fui y me dijo "volvé, yo estoy acá todo el día".

En los días posteriores hice averiguaciones sobre él: Tiene encima un asesinato y una violación a una nena de tres años, estuvo un mes en un psiquiátrico. Durante unos meses pasaba noches enteras arriba de un árbol esperando al amante de su mujer.

Estoy cagado de miedo. Cada vez que ando por la zona voy rápido, mirando a su casa, tengo miedo de que me persiga, de que me odie, me quiera matar, esté obsesionado conmigo, quiera cogerme, no sé, lo que sea. A cada hombre que veo por la calle confundo con él y tiemblo mucho.

Estoy más paranoico que él.

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