Tuesday, March 02, 2004

En los últimos dos o tres días, y por unos más, estoy viajando por ciudades del interior de la Pcia. de Bs. As. (a todos los que me conocen: por eso desaparecí).
En este momento estoy en un cyber de Carlos Casares. Es un pueblo chiquito pero raro. De acá conozco a un pibe, Arturo, desde unas olimpíadas de poesía de hace un par de años en que los dos llegamos a la final pero, naturalmente, gané yo. Desde ese momento nos empezamos a mandar mails, él tiene mi edad y es bastante inteligente, nos llevamos bien. Apenas llegué a Carlos Casares fui a su casa por ser la única dirección en el lugar que tenía. Me atendió su mamá, me hizo pasar, nos saludamos y fuimos a tomar cervezas. Hablamos un rato largo y leímos poemas, la pasábamos bien, después llegó su novia, que no es muy linda, nos divertimos.
Después de unas horas de caminar y tomar cervezas la novia hizo un comentario sobre un tal Rey de los Putos. Y me contaron la situación: Arturo es bisexual, y este pueblito toda la homosexualidad está monopolizada por un tipo bastante mafioso, con bastante plata, que decide, casi, quién coje con quién y quién no. Arturo cojió con él y decidió, el señor Rey de los Putos, que Arturo es ahora una especie de esclavo suyo, que tiene que hacer lo que él quiera. Y obviamente, eso no hace feliz ni a mi amigo ni a su novia, Amalia.
Y hoy, un día después de ayer, él tuvo que ir a hablar y cojer con este Rey de los Putos, él no quería, asi que le ofrecí acompañarlo y ver si podía hacer algo.
Fuimos alrededor de las 10 de la noche a un motel viejo, afuera del pueblo, sobre calles de tierra, con un cartel luminoso, muy estereotipado, todo. Él dijo que tenía que hablar con el Rey de los Putos y pasamos. Venía también, atrás, su novia. Yo tenía un cuchillo, que tengo siempre por las dudas, y se lo di a ella para que tenga en la cartera por si me revisaban.
Subimos las escaleras y entramos a una habitación. Ahí estaba este hombre, grandote y de unos 30 años, morocho a más no poder, sentado en un pseudo escritorio muy improvisado. "Tenías que venir solo", le dijo
- No vengo a cojer
- Cómo?
Y empezaron a hablar ellos. Nosotros tres estábamos parados, Amalia y yo un paso atrás, y Arturo hablando de que es injusta la situación y que no quiere. En una cama, atrás y a unos pasos, había un pendejo de unos 15 años, enfermo y gimiendo muy dolorido. El Rey le explicaba a Arturo que él había asumido un compromiso al acostarse con quien se acostó, que sabía lo que iba a pasar, y que si no sabía, no importa, la situación es la situación y los compromisos se tienen que sellar, sean accidentales o no. Arturo dijo que era accidental y habló de un derecho de acostarse con quien se quiera, sin ser el sexo un determinante de nada. El Rey de los putos hablaba de los compromisos, que sean oficiales o no quedan sellados (usó varias veces estas palabras) y que donde algo sellado se rompe, la superficie sangra como una mujer. Arturo le hablaba al rey de "Usted, Señor" y se defendía sin más argumentos que los obvios. En un momento se enojó y levantó la voz, a lo que el rey con un grito le dijo "¿Y VOS QUIÉN CARAJO SOS?!". Arturo vaciló unos segundos y respondió casi susurrando Arturo Labandeyra, un poeta, soy Arturo, un muy buen poeta, bisexual, de 18 años y libre elección. No creo que el Rey haya escuchado, de tan bajo que habló Arturo. Mientras tanto el enfermo seguía gimiendo y yo estaba bastante impresionado.
Y me senté en una silla vacía, adelante del escritorio del Rey, que me miró. La silla antes no estaba ahí. Yo la puse. El Rey me miró y yo me cubrí la cara con las dos manos, simulando algo asi como un mareo, y pregunté en vos baja "quién es aquel?", señalando al pendejo enfermo arriba de la cama. "Y vos quién sos?" me preguntó el hombresote de atrás del escritorio, y yo seguí mirando al pendejo enfermo, y torcí la cabeza para mirarle los ojos a Arturo que estaban bastante vacíos, y sentí que atrás mío estaba Amalia, y sabía que por todo el hotel había putos malos. "Quiero que todo esto se resuelva esta noche, o que sea tu esclavo para siempre o que no sea una mierda nunca más pero que se resuelva", todavía tapándome la cara con las manos, y todos asintieron. Me descubrí la cara, lo miré al Rey de los putos, que estaba hablando y explicándome que no es su esclavo, que simplemente se tomó un compromiso, etc. Yo no le di mucha bola. Me di vuelta y miré por primera vez desde que entramos en la habitación la cara de la novia de Arturo, y estirando la mano le dije "dámela", y ella me puso navaja, sacándola de su cartera, en mi mano estirada. El Rey me dijo "estás loco?" y yo le dije "no", y después de unos segundos repliqué "o por ahí sí, pero no mucho". "Sos su novio?" "sí", demostrando que de loco nada y de literatura mucho, porque eso estaba haciendo, estaba haciendo literatura. Entonces el Rey se paró con la intención de acompañarnos a la puerta, despedirnos y cerrar todo como si nunca hubiera pasado nada, pero yo pegué un grito diciendo "No te muevas, poné las manos sobre la mesa y si alguien hace algo que no me guste, te acuchillo". Sorprendentemente me hizo caso. Uno de los putos que había dando vueltas estuvo a punto de sacar una pistola, pero el Rey le hizo señas de que no, que la guarde. Le dije a Arturo que vaya a ver al pendejo enfermo, y él me dijo con la mirada que no vaya demasiado lejos, que termine todo y nos escapemos. Fue a ver al pendejo y yo le pregunté cómo está, y él me dijo que está más para allá que para acá, que no tiene pupilas y que no deja de gemir y quejarse. Le preguntó a uno de los putos que había dando vueltas dónde están sus pantalones, y alguno se los alcanzó. Le puso sus pantalones al pendejo enfermo y lo levantó. Yo le dije "ese se va con nosotros", asi que lo cargamos. Le tiré un par de amenazas al Rey ese y nos fuimos bajando las escaleras.
Tomamos un remisse con el pendejo enfermo y en el remisse no podíamos dejar de reirnos. Estábamos muy nerviosos, pero ya habíamos salido de todo, y no parábamos de reirnos. Amalia no se reía, es mujer, y me preguntaba cosas en serio, la pelotuda. Yo no podía parar de reirme, pero entre que me reía y lloraba.
Yo vine a un cyber y Arturo está en la casa, va a dormir ahí el pendejo enfermo hasta que se mejore, asi que no puedo dormir yo ahí, Arturo vive con sus viejos. Bueno, estoy en la calle muy excitado y todavía no puedo dejar de reirme.

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Aviso: Como dije, estoy viajando, asi que el ritmo de actualización y de posteadas se va a deteriorar un poco, apenas podré postear cuando tenga plata para cybers, como ahora.

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