Sunday, April 25, 2004
Hoy: Cine Nacional
Tuve un día largo. Fui al mediodía al Abasto, a ver películas del último día de este BAFICI al que no di el gusto de hacerme levantar temprano, por lo que me nutrí de "Películas Sorpresa", donde pasaron en general las mejores a sala medio vacía (o medio llena). Quiero aclarar que el BAFICI me parece una mierda, desde lo organizativo hasta lo ideológico, pero que las películas no tienen la culpa y bueno, hay cosas buenas.
Primero, Sangrita (1 punto). La elegí por el nombre, me encanta el nombre de la película, y es lo mejor que tiene. La idea del director fue clara: "Uh, qué bien quedaría una toma asi. Uh, se me ocurrió una imagen buenísima. Uh, y si hiciera algo con una cámara fija y cortinas? Ah! voy a hacer una película". Un personaje, una de las dos Chicas Desnudas, tiene la cara tapada: la película juega constantemente con lo ausente, con el vacío, la persona con voz pero sin cuerpo, la persona con cuerpo pero sin cara. Claro, la redundancia hace que se pierda el efecto inicial, cuando después de charlar con Chica Desnuda 1 el Hombre Gordo 1 dice "No soy Rubén, soy Adolfo". Después llega Hombre Gordo 2 a hacer un personaje idéntico al de Adolfo, ni siquiera es necesario acordarse de las caras. Y varios minutos después, Hombre Gordo 3, el personaje diferente: es borracho y sufre. Dice ser el tío de Chica Desnuda 1 y hermano de Rubén, con lo que deja un dato ausente (cha cha cha channnn), y al final le tiran un bidet en la cabeza y camina y habla con la cara llena de sangre en una toma que busca agobiar, generar tensión, y aburre hasta el bostezo. Los actores hacen lo que pueden con líneas de diálogo inverosímiles y literarias, recitándolas como en el acto del 25 de mayo en el colegio. Y nada es mucho más que eso: cuerpos ausentes, estética trillada, muy pensada y horriblemente ejecutada, chicas desnudas (¿Alguien vio una película argentina en este festival sin alguien desnudo?), actos en los límites de la ley, contrastes puestos horriblemente en el plano, y, obviamente, todo era una fantasía de un hombre que manejaba rumbo a su hogar. La película más pretenciosa que vi en mi vida. Una clase de películas que si no resultan una maravilla (Lynch, Almodóvar lo conseguieron) terminan aburriendo como no lo consiguió ni García Marquez.
En Whisky Roemo Zulu (7.5) Piñeyro no busca mucho más que un testimonio, cerrar una historia latente. Está clarísimo que no se trata de la obra de un Artista. Pero es una gran película. Esta ganó el premio del público, y se nota porqué. Lejos del bodrio de la Historia Real que esperaba, consigue equilibrar de modo perfecto la historiareal-datos-hechos y aquello que pueda ser de interés para un espectador. La película emociona sin buscarlo, la banda sonora con canciones de Gismonti emociona. Emociona que el director (que antes de la película alcaró "soy un piloto de avión con conocimientos de cine") no se muestre ni con heroísmo ni con humildad, interpretándose a sí mismo. La historia es la de él, Piñeyro, un ex piloto de LAPA que renunció dos meses antes del accidente, después de hacer varias cartas-queja y ser suspendido por no despegar con un avión en pésimas condiciones (lo que hizo LAPA, entonces, fue cambiar el piloto). El guión es inteligentísimo: el hombre sabe cuánto tiempo darle a cada hecho, aunque el hecho no haya tenido tanta importancia en realidad (N de M: historia con la mina). No aburre en ningún momento estando siempre en el borde. Y terminando, es la película más real que vi en mi vida, o esa sensación me dio. Todo es como pudo haber sido, cada palabra es la que se pudo usar y cada situación se da en el lugar donde pudo haber ocurrido. Las actuaciones son justas, justísimas: sin exigencias por parte del guión los personajes usan el tono que usaría una persona, cuando tienen que gritar gritan y dejan de gritar, cuando tienen que llorar muestran los ojos mojados. Les ganaste, Piñeyro.
Al final vi la flamante ganadora del premio del jurado, Parapalos (3), y se entiende porqué. La trama, completa, es la siguiente: un chico de unos 18 años empieza en un trabajo, le dicen que el trabajo es una mierda, empieza a trabajar, confirma que es una mierda (aunque tampoco es tan grave, solamente se cansa mucho), conoce a un par de trabajadores de ahí, charla con la prima con la que vive, la película termina. Cuando empezaron a aparecer las letritas blancas de los créditos creo que se me escapó un "y?". Está todo muy bien filmado, el guión es perfecto, los diálogos entretienen, el resto aburre. Está muy bien hecho el modo en que hablan los personajes, gente humildísima, sin caer en el "eh che vo loco que te pasa". La película podría emocionar, podría ser interesante, pero nunca pasa nada! Ya ni sé qué escribir, no hay nada que agregarle, la realización es perfecta, pero hablo de otra Pélícula Argentina Sobre Gente Pobre Y Tierna que existe por inercia, que existe porque existen las demás, y no porque los realizadores tengan algo que decirnos.
Apoyo a estos. Quintín puto.
Tuve un día largo. Fui al mediodía al Abasto, a ver películas del último día de este BAFICI al que no di el gusto de hacerme levantar temprano, por lo que me nutrí de "Películas Sorpresa", donde pasaron en general las mejores a sala medio vacía (o medio llena). Quiero aclarar que el BAFICI me parece una mierda, desde lo organizativo hasta lo ideológico, pero que las películas no tienen la culpa y bueno, hay cosas buenas.
Primero, Sangrita (1 punto). La elegí por el nombre, me encanta el nombre de la película, y es lo mejor que tiene. La idea del director fue clara: "Uh, qué bien quedaría una toma asi. Uh, se me ocurrió una imagen buenísima. Uh, y si hiciera algo con una cámara fija y cortinas? Ah! voy a hacer una película". Un personaje, una de las dos Chicas Desnudas, tiene la cara tapada: la película juega constantemente con lo ausente, con el vacío, la persona con voz pero sin cuerpo, la persona con cuerpo pero sin cara. Claro, la redundancia hace que se pierda el efecto inicial, cuando después de charlar con Chica Desnuda 1 el Hombre Gordo 1 dice "No soy Rubén, soy Adolfo". Después llega Hombre Gordo 2 a hacer un personaje idéntico al de Adolfo, ni siquiera es necesario acordarse de las caras. Y varios minutos después, Hombre Gordo 3, el personaje diferente: es borracho y sufre. Dice ser el tío de Chica Desnuda 1 y hermano de Rubén, con lo que deja un dato ausente (cha cha cha channnn), y al final le tiran un bidet en la cabeza y camina y habla con la cara llena de sangre en una toma que busca agobiar, generar tensión, y aburre hasta el bostezo. Los actores hacen lo que pueden con líneas de diálogo inverosímiles y literarias, recitándolas como en el acto del 25 de mayo en el colegio. Y nada es mucho más que eso: cuerpos ausentes, estética trillada, muy pensada y horriblemente ejecutada, chicas desnudas (¿Alguien vio una película argentina en este festival sin alguien desnudo?), actos en los límites de la ley, contrastes puestos horriblemente en el plano, y, obviamente, todo era una fantasía de un hombre que manejaba rumbo a su hogar. La película más pretenciosa que vi en mi vida. Una clase de películas que si no resultan una maravilla (Lynch, Almodóvar lo conseguieron) terminan aburriendo como no lo consiguió ni García Marquez.
En Whisky Roemo Zulu (7.5) Piñeyro no busca mucho más que un testimonio, cerrar una historia latente. Está clarísimo que no se trata de la obra de un Artista. Pero es una gran película. Esta ganó el premio del público, y se nota porqué. Lejos del bodrio de la Historia Real que esperaba, consigue equilibrar de modo perfecto la historiareal-datos-hechos y aquello que pueda ser de interés para un espectador. La película emociona sin buscarlo, la banda sonora con canciones de Gismonti emociona. Emociona que el director (que antes de la película alcaró "soy un piloto de avión con conocimientos de cine") no se muestre ni con heroísmo ni con humildad, interpretándose a sí mismo. La historia es la de él, Piñeyro, un ex piloto de LAPA que renunció dos meses antes del accidente, después de hacer varias cartas-queja y ser suspendido por no despegar con un avión en pésimas condiciones (lo que hizo LAPA, entonces, fue cambiar el piloto). El guión es inteligentísimo: el hombre sabe cuánto tiempo darle a cada hecho, aunque el hecho no haya tenido tanta importancia en realidad (N de M: historia con la mina). No aburre en ningún momento estando siempre en el borde. Y terminando, es la película más real que vi en mi vida, o esa sensación me dio. Todo es como pudo haber sido, cada palabra es la que se pudo usar y cada situación se da en el lugar donde pudo haber ocurrido. Las actuaciones son justas, justísimas: sin exigencias por parte del guión los personajes usan el tono que usaría una persona, cuando tienen que gritar gritan y dejan de gritar, cuando tienen que llorar muestran los ojos mojados. Les ganaste, Piñeyro.
Al final vi la flamante ganadora del premio del jurado, Parapalos (3), y se entiende porqué. La trama, completa, es la siguiente: un chico de unos 18 años empieza en un trabajo, le dicen que el trabajo es una mierda, empieza a trabajar, confirma que es una mierda (aunque tampoco es tan grave, solamente se cansa mucho), conoce a un par de trabajadores de ahí, charla con la prima con la que vive, la película termina. Cuando empezaron a aparecer las letritas blancas de los créditos creo que se me escapó un "y?". Está todo muy bien filmado, el guión es perfecto, los diálogos entretienen, el resto aburre. Está muy bien hecho el modo en que hablan los personajes, gente humildísima, sin caer en el "eh che vo loco que te pasa". La película podría emocionar, podría ser interesante, pero nunca pasa nada! Ya ni sé qué escribir, no hay nada que agregarle, la realización es perfecta, pero hablo de otra Pélícula Argentina Sobre Gente Pobre Y Tierna que existe por inercia, que existe porque existen las demás, y no porque los realizadores tengan algo que decirnos.
Apoyo a estos. Quintín puto.
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