Friday, April 16, 2004

Racha de mala suerte (a Fortuna)

Ayer me levanté con un irrefrenable impulso por comprar detergente. Vi esa pila de platos y sartenes a lavar y salí para el supermercado, que queda a tres cuadras. Cuando volví, estaba en la puerta mi tío, apurado y desagradable, con el auto en doble fila, tocándome timbre, trayéndome una bolsa que mandaba mi vieja. Subí con la bolsa, la abrí, y lo primero que vi fue una botella de detergente. Asi se anunciaban mis próximas horas.
Comí algo y salí para el Abasto, a ver mi primer película del Bafici. Elephant, de Gus Van Sant, a las 16:30, fantástico. Esperé el 41 sobre Las Heras, y a los 5 minutos pasó uno que no paró. El siguiente, media hora después. Llegué al Abasto, las entradas para Elephant agotadas. Opciones suplentes: Koktebel', de un ruso y su hijito que escapan bajo la nieve, nah, estoy harto de esas cosas; La Traversée, lo mismo pero francesa, lo mismo pero más lenta, mucho menos, y la magnífica Hamlet X, de James Clayden. Ni lo dudé, esperé a las 17:30, y a punto de entrar hice el cálculo: a las 19 yo tenía que estar en la casa de la poesía, para un cuarsi taller sobre los místicos españoles, y bueno, mala suerte, no veo la película. Me llama mi amigo Gabriel al celular, "Manu, sacame seis entradas para ir a ver mañana Cofee & Ciagarrettes, dale?", y yo que me moría por ver Cofee & Cigarrettes no dudé y le dije que sí. Entonces, salí para la Casa de la Poesía, el mítico lugar donde circunda el fantasma de Evaristo Carriego, donde sin querer llegué una hora antes, donde esperé una hora y media charlando con uno de ahí y tomando mate, donde nadie del taller fue (por lo que podría haber visto Hamlet X), y donde empezaría una charla sobre un poeta peruano espantoso, y grabaciones del poeta peruano leyendo sus poemas con tono de honda y crucial existencia desgarrada por el sufrimiento de sus noches solitarias. Me fui. Al Malba, a sacar las seis entradas, $30 que me devolverían al otro día, y después de sacarlas me acordé de que siendo la película a las 13:45, yo hoy tenía que estar en la facultad para una clase de Sociología a las 13:00. Pero bueno, la sociología es aburrida y ya había gastado los treinta mangos, faltar un día no es grave, puedo además llegar para la última media hora de la clase y después ir a la biblioteca de Puan a adelantar, además una chica a la que me quiero levantar va siempre después de las clases a la biblioteca, bastante ideal. Saco las entradas, y salgo para Callao y Santa Fe, al America, a ver la de Kitano, Zatoichi. La cinta no llegó y en su lugar dan... ¡Cofee and Cigarrettes!. No voy a entrar, si la voy a ver mañana. Fui al Abasto a ver si agarraba Fifteen, la de Royston Tan, y si no llego voy a ver la de Kiyoshi Kurosawa, Séance. Llegué y era tarde para Fifteen, y las entradas para Séance estaban agotadas, y bueno, dan otra a las 23:15, estoy justo para "American Manifesto y The Revolution Will Not Be Televised". Fui a sacar las entradas y había empezado hacía un minuto, y no se puede entrar un minuto tarde. Caminé nueve cuadras hasta el Cosmos porque iban a dar una tal Live Forever, quién sabe qué es, pero bueno. Llegué, "quedan poquitas entradas", "tenés el libro para ver el argumento?" "lo tiene el señor". El señor tenía un buzo de polo, era rubio y alto y anteojos de sol (¡A las 00:30!). Esperé a que termine de mirar el argumento de cada película mientras veía como se iban las únicas entradas que quedaban, la chica me dijo "queda una sola", "bueh, dámela". Entré al cine y como la coherencia del mundo se construye y se destruye sobre mi desgracia, la película era un documental sobre Oasis. ¡¡¡Oasis, la banda!!! ¡¡¡La banda de música!!!, y me banqué 82 minutos de pelotuditos gritando cada vez que aparecía Noel Galagher y riéndose cada vez que Liam decía "no me acuerdo de ese recital, estaba muy borracho". Salí y llovía, una buena. Pero el 95 tardó una hora en llegar, una mala. Llegué a las 4 de la mañana y me senté a tomar vino, leer a Vicente Aleixandre y en la radio justo pasaban I don't like mondays por Tori Amos, una buena.
Hoy me desperté, me di una ducha y salí corriendo al Malba a ver Cofee and Cigarrettes. Me encontré con mis amigos, me dieron la plata, saqué las entradas, y en vez de 6 había 5. Convencí a la mina de la puerta del cine para que me deje entrar tarde, que me abra, "Bueno, hablá conmigo cuando vengas y te abro", me tomé un taxi y fui rápido a buscar la entrada que faltaba. Nunca apareció y el taxi me salió $5. Y me perdí de la segunda posibilidad pelotuda de ver Cofee & Cigarrettes. Salí para Puan, la clase había terminado media hora antes, fui a la biblioteca, estuve media hora buscando las fichas de los libros que necesitaba leer para el práctico de mañana, y cuando fui a retirarlos me di cuenta de que me había olvidado la billetera, el documento, la libreta, asi que no pude sacar los libros. Obviamente la chica a la que me quiero levantar no estaba.
Después me subí al 141 en vez de tirarme abajo.
En la bolsa que mandó mi vieja en la que vino el detergente, había además unas sábanas que no me sirven porque son de una plaza y mi cama de dos, una tela para ponerle a mi sofá que no me sirve porque mi sofá es más grande, y cubiertos que ella por alguna razón pensó que yo no había comprado.
Ahora me voy a encerrar abajo de una puerta.


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