Wednesday, September 08, 2004
Creo que de algún modo siempre lo supe, pero recién ahora me hago conciente. La belleza, además de ser lo único por lo que valió la pena que nos bajemos de los árboles, es algo de una simpleza que me aplasta y me sepulta. Y cuesta alcanzarla justo por eso: por su simpleza. De lo que decía que acabo de hacerme conciente es de la fórmula para verla.
Y la fórmula está en Baudelaire. En las nubes de Baudelaire.
Y la fórmula está en Baudelaire. En las nubes de Baudelaire.
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