Monday, December 27, 2004

Last two sent e-mails from the town

From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: Belén Cuneo <blancapalidez@gmail.com>
Date: Mon, 27 Dec 2004 06:49:24 -0300
Subject: Manu llora.

Hola, solcito de mi vida. ¿Cómo estás? Te cuento que yo muy bien. En 9 de julio y siendo cada vez más conciente de que soy una bomba de tiempo y de otras cosas espantosamente malas. Pero feliz. Paso mis noches tomando vino, poesía y Bolaño. Los veo a Facundo y a Pili. Los adoro. Hoy salí con Facundo, fumamos 18 porros y nos sentimos como cuando estábamos los dos juntos, a los 11 años, empezando a fumar. Caminamos por toda la ciudad. Acá es difícil conseguir porro pero está lleno de merca. Yo últimamente solamente me emborracho hasta morirme. La gente es fea en general pero algunas chicas son muy lindas, por contraste. Necesito aunque sea un polvo y Facundo ya tiene 3 y nadie me acompaña a bares. Tenés que visitarme. ¿Cómo estás en Mendoza? ¿Qué cosas hacés, con quién hablás, cómo es todo, de qué color es Mendoza? ¿Me querés, me extrañás, te arrancás las vestiduras por Manu?
Estoy con las ventanas abiertas, afuera llueve, una tormenta de verano, rayos, truenos, esas cosas que excitan o que impelen a la melancolía.
Soñé con vos y con muchas personas más. Venían en una moto con un temblor en las piernas y eran poetas y boxeadores, estaban vos, G., Facundo, Pilar y personas a las que conocía en el sueño pero acá no. Un boxeador le decía a la luna "yo que soy siempre nómade como tú, yo soy un guerrero que siempre fue pobre y siempre te va a amar". Cada tanto hablábamos como decimonónicos, como personajes de Stendhal. Me muero de ganas de tener un grupo de poetas boxeadores o de boxeadores poetas, tipos duros y con drogas y alcohol gratis, alcohol gratis, alcohol gratis…
Entonces con la moto dejábamos la ciudad atrás, los poetas boxeadores o los boxeadores poetas, y a medida que las luces de la ciudad iban desapareciendo nuestros orgasmos crecían y la oscuridad era más real y más divina. Éramos valientes, incluso Gabo, que es la persona más cobarde que conozco. La moto se transformaba en la noche, nuestra valentía en tristeza y después en voluntad para estar varias horas escribiendo sin interrumpir y después todo se transformaba en miedo y el miedo en amistad. Y la amistad era un ovni adentro del que estábamos todos nosotros y nuestros poemas eran el combustible que nos permitían no prendernos fuego en el medio del espacio. El viento de la tormenta entra por la ventana. A veces soy inmensamente feliz.
Tengo ganas de enamorarme. Una de las únicas cosas en las que creo (en las que de verdad creo) es en las tormentas, las tormentas enormes, eléctricas, ruidosas, en las que mueren personas electrocutadas y los animales del campo son arrastrados por el viento y el viento nos rompe los labios y la piel y el corazón.
En la primera semana de enero me mudo. Voy a trabajar en la editorial Norma (creo) y estudiar teatro. Lo que necesito, lo que de verdad necesito, es enamorarme, que me rompan el corazón. La tormenta se está tranquilizando, poniendo light, y creo que voy aescuchar a Nick Drake.
Sabés que te adoro, pendeja. Y como vos decís, que te odio, también, muchísimo, pero en este momento prefiero olvidarme de esa parte.
Mandame un mail largo, lo más largo que puedas. Yo te mando un beso grande y tengo ganas de verte. Si alguna vez venís vas a ser feliz como yo ahora. Le dije a Gabo que quiero que ustedes me quieran, me traten bien. Sean buenos y comprensivos conmigo. Aunque te llame por teléfono a las cuatro de la mañana y te interrumpa un polvo, colgame el teléfono, pero quereme. El día en que yo me muera, para ustedes, se van a ir literalmente a la mierda muchísimas cosas que ahora no entienden y van a alcanzar a ver apenas minutos antes de que esas cosas se empiecen a hundir entre los soretes. Por ahí hasta lleguen a entender muchas cosas de la vida.
Y descubrí que soy una bomba de relojería y que mientras escribo solamente retraso el momento de la explosión. Lo empujo, lo pateo.
Belén, corazoncito, yo te adoro. No sé cuánto tiempo vamos a estar juntos. No me importa. Nos queremos y somos felices. Sé que lo vas a entender.


From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: "Gabriel ."
Date: Tue, 28 Dec 2004 00:10:33 -0300
Subject: 2666

Yo me acuerdo de la primera vez que quise a todo el mundo.
El primer día que vine al colegio en 9 de julio, en cuarto grado, le caí bien a todos. Tenía amigos y le gustaba a la rubiecita. Todos estaban alrededor mío, yo hacía chistes, ellos se reían, pero yo estaba tremendamente triste. Facundo se dio cuenta. Cuando estábamos saliendo del colegio me dijo "¿querés que hoy vaya a tu casa?". Le dije que sí, le di mi dirección. A la tarde llegó a mi casa, era la primera persona que venía a mi casa, teníamos 8 años y éramos tímidos. Asi que mi mamá le dijo que pase, yo salí de mi cama hasta el living con las manos en los bolsillos, lo miré y le dije: "¿Qué? ¿Qué pasa?"."Nada, me dijiste que venga". "Bueno, vamos a mi pieza". El se impresionó porque yo tenía muchos libros. A mí me gustó todo.
A Pili la conocía desde muy chiquito (su mamá y mi mamá son amigas) pero nos odiábamos. Ella me parecía una negrita de campo y yo a ella le parecía un nene rico y malcriado (todavía hoy le parezco muy malcriado y caprichoso y me lo dice todo el tiempo). Después, a los 13 años, empecé a ir con ella al colegio, pero yo no hablaba con nadie. En los recreos leía, durante clase me peleaba con los profesores y no tenía amigos. Tampoco quería tenerlos. Cuando alguien se me acercaba lo trataba muy mal. Y Pili quería ser amiga mía, pero yo la trataba mal. Una vez fue a mi casa a la noche. Yo estaba sentado arriba del techo mirando el cielo y mi mamá la hizo pasar. Yo escuchaba desde arriba del techo, "Manu está arriba del techo, Pili, pasá, subite por ahí y gritale que se baje", "Arriba del techo? Qué hace arriba del techo?", "No sé, siempre pasa toda la noche ahí". Yo pasaba toda la noche emborrachándome solo y mirando las estrellas. En esa época había dejado de leer porque los escritores me parecían sádicos. Entonces Pili subió al techo y se sentó al lado mío. Me dijo hola, le dije hola y no dijimos una palabra durante dos horas. Estábamos sentados uno al lado del otro, mirando las estrellas y la luna, y ya nos queríamos. Se despidió sin que nos hablemos. Al otro día, en el colegio, se sentó al lado mío y ya nos queríamos.
La tuya es la menos romántica de todas, pero porque vos sos la persona menos romántica de todas, la más "persona". Te quise desde que te vi en Retiro, yo con Meli. Pero nos costó muchísimo acercarnos. Somos muy torpes.
La primera vez que la vi a Belén se suponía que nos gustábamos. Me dijo que vaya al mediodía a la puerta del cementerio de la Recoleta. Yo fui a las 9 de la mañana. Estaba leyendo por primera vez Los Detectives Salvajes. A las 12 sentí una pata que me tocaba la pierna de modo hermoso. Levanté la cabeza y supe que no le iba a dar un beso, que no le iba a hacer el amor, que la iba a querer muchísimo, como a muy pocas personas. Yo a ella sí le gustaba, ella estaba con Leandro y me decía que él era "el otro", incluso lo dejó por mí. Yo no sabía lo que quería, porque físicamente no me gustaba, pero la adoraba. Llegó a decirme en un mail que me amaba, pero no le creí y ella se enojó. Nunca le di un beso. La adoro.
Estoy con las ventanas abiertas, afuera llueve, una tormenta de verano, rayos, truenos, esas cosas que excitan o que impelen a la melancolía.
Soñé con vos y con muchas personas más. Venían en una moto con un temblor en las piernas y eran poetas y boxeadores, estaban vos, B., Facundo, Pilar y personas a las que conocía en el sueño pero acá no. Un boxeador le decía a la luna "yo que soy siempre nómade como tú, yo soy un guerrero que siempre fue pobre y siempre va a amar". Me muero de ganas de tener un grupo de poetas boxeadores o de boxeadores poetas, tipos duros y con drogas y alcohol gratis, alcohol gratis, alcohol gratis…
Entonces con la moto dejábamos la ciudad atrás, los poetas boxeadores o los boxeadores poetas, y a medida que las luces de la ciudad iban desapareciendo nuestros orgasmos crecían y la oscuridad era más real y más divina. Éramos valientes, incluso vos, que sos la persona más cobarde que conozco. La moto se transformaba en la noche, nuestra valentía en tristeza y después en voluntad para estar varias horas escribiendo sin interrumpir y después todo se transformaba en miedo y el miedo en amistad. Y la amistad era un ovni y nuestros poemas eran el combustible que nos permitían no prendernos fuego en el medio del espacio.
El viento de la tormenta entra por la ventana. A veces soy inmensamente feliz. Tengo ganas de enamorarme. Tenés que venir a 9 de julio. Hay chicas que son muy lindas y que son un regalo. Los hombres de acá ni se animan a hablarles y ellas se mueren por cojer y nada más. Y Manu necesita alguien con quien ir a los bares, porque nadie lo acompaña. Tenemos que escribir. Tenemos que fundar Caborca. Tengo que encontrar a mi Cesárea Tinajero, mi deseo, mi fantasma. Anoche fumé 11 porros yo solo y me sentí como cuando tenía12 años y empezaba a fumar. Acá no se consigue porro, están todos con merca. Yo solamente me emborracho hasta que reviento, todas las noches.
Yo solamente creo en las tormentas y en los aztecas.
Y descubrí que soy una bomba de relojería.
Mandame un mail. Gabo, corazoncito, yo te adoro. No sé cuánto tiempo vamos a estar juntos. No me importa. Nos queremos y somos felices. Sé que lo vas a entender.

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