Saturday, June 11, 2005

Ay, las relaciones adolescentes!

Acabo de encontrar este mail, fechado en el 2002. Yo tenía 15 y ella 19. Yo me había ido de lo de mis viejos y estaba en la calle, ella se estaba muriendo de cáncer (era pelada!).




De: XXXXXXXXXXX
Enviado el: Lunes, 28 de Julio de 2002 03:07:27 p.m.
Para: manuelobligado@hotmail.com
Asunto: Sí que lo sé...

Manuel: decidí esperar unos días y escribirte con la cabeza más fría. Seguro que no se te escapa lo que me pasa: estoy atrapada en la contradicción de querer saber cómo estás y de decidir no pensar en vos. Hay un par de cosas que no te dije que hacen las cosas aun más difíciles para mí. La primera es que un chico me acompaña. La historia es larga y no necesitás que te la cuente. Es un chico muy bueno y lo quiero, y él lo sabe (hablo como si él tuviera 10 años pero es mucho más grande que yo). Me está acompañando "en las malas" y se juega por mí, pero no estamos de novios, aunque la situación es confusa porque su entusiasmo es sin duda amor y yo no quiero herirlo (ya me siento mal contándote esto). Decís:

Prometo, pase lo que pase, escribirte cada tanto un poema.

Gracias, pase lo que pase. También:

Y pensá si no te gusté tanto más por vos que por mí...

No, no es así, y el que lo digas habla tanto más de vos que de mí. Es cierto que en estos últimos meses estuve tratando de saber en secreto si había hombres que admirar y por los que sentir pasión. Pero estoy segura de que a pesar de lo endeble de los "elementos de juicio", mi atracción por vos y mi idea de que encontré a un hombre así no surge de mi ansia de encontrarlos. Trato de escribir con mesura pero ya me salgo de mí: sos sin ninguna duda el hombre más atractivo y apasionante que ví y que voy a ver. Tu juventud asombrosa, tu belleza extrañísima, el que ya seas un desarraigado y un solitario y un poeta, tu atrevimiento, tu profundidad, tu virilidad (abrumadora). Tu delicadez.

.....Yo estoy acá, en Buenos Aires, no demasiado tiempo más. Y quiero verte. Y es raro que yo no consiga lo que quiero.Tambien necesito decirte todo lo malo sobre mí.

Insistís en verme. Y te entiendo. Pero vos no me entendés, y si fuera por vos me destruirías con tal de verme. Tengo todos los motivos para no hacerlo, y para no acercarme más, porque sé que una vez dado un paso va a seguir otro y otro y otro. Y además va en serio que te tengo miedo, pendejo, tenés algo que me asusta mucho en tu manera de mirarme. No quiero ninguna imitación histérica de lo que podría haber ocurrido si la suerte no hubiese sido tan hija de puta. No quiero darte una oportunidad de caer en tu juego inconsciente (y cruel) de conquista (porque ya sabés que lo lograrías, pendejo astuto). Le escapo y le voy a escapar a tu intimidad, así que por favor no insistas. Tampoco voy a permitir que sigamos una relación insensible por mail o por chat o por cualquier otro medio. ¿Crees que no me duele? Cuánto que voy a tener que callar! Te confieso con culpa infinita que sos la humillación de cuanto hombre tuve: a tu lado ya me parecen enfermos ingenuos que ignoran su suerte, sombras del orgullo, parodias de inteligencia, simulacros de virilidad, Charles Bovary. (Y todo porque existís!) Por eso, no quiero verte. Por eso no quiero escribirte y por eso me contradigo a mí misma (no podía dejar de responder a tu mensaje). "Quiero verte. Y es raro que no consiga lo que no quiero" ¡Cómo sabés doblegar a las mujeres! Tenés un instinto de asesino. Y sos tan bueno a la vez... Podría hablar horas y horas sobre cómo te percibo, creo que sin engañarme. Supongo que ya presiento algo de "lo malo" sobre vos, poeta maldito :-). Pero también tenés que saber que hay mucho malo sobre mí. Siempre fui muy inflexible, hasta cruel. Yo también terminé el colegio libre, pero porque no podía soportar a mis compañeros y compañeras, y ellos tampoco a mí. Eso fue muy doloroso. A los chicos de mi clase siempre los consideré muy crueles y estúpidos, y siempre les hacía meter su estúpido orgullo en el culo, y mi única arma fue mi inteligencia (nunca supe, por ejemplo, usar mi sensualidad). A mis compañeras mujeres siempre las consideré unas pobres engañadas, y ellas nunca supieron bien que hacer conmigo. Lo que más me duele es que siempre inspiré miedo por mi inteligencia, y que nadie supo ver que también tenía en realidad una enorme ternura y amor por algunos de ellos. Lo que es aun peor es que yo misma siempre traté de crear esa falsa impresión. Herí a mucha gente, y fui herida. Manu, hermoso, esto es lo último que te escribo. (Aunque no lo primero. Ayer escribí borradores desesperados mirando una y otra vez tus fotos - incluidas las de clave erótica..., pero ¿no hubiese sido igualmente cruel mandártelos?). Lo que queda es poner un poco de ironía sobre esta historia y dejar que corra un poco el tiempo. Fingir de la mejor manera posible que te deseo, hasta que realmente no te desee. Es sin duda lo mejor para mí. Voy a estar bien. En cuanto a vos, tengo cierto miedo maternal por lo que pueda pasarte en tu vida clandestina, espero con todo mi corazón que te vaya bien en lo que te queda de colegio y que cumplas tu misión de poeta. Tengo que decidir de una vez: me quedo donde estoy y apago la llama o dejo que prenda y me incendio de amor por vos. Ya es tan difícil decidir no quererte... Pero soy fuerte y me quedo. Perdón.




(Y la perrita del otro día dice que el exagerado soy yo)

Comments: Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Subscribe to Posts [Atom]