La Jaula

No soporto verte así. No soporto que tengas esas pesadillas. Nos merecemos todo lo contrario a ésto. Cuando nos conocimos me fascinó la mutua disposición de página en blanco que teníamos, los dos esperando ser escritos, ser leídos, ser quemados por el otro. Esas cosas no cambian ni tienen porqué cambiar. Me gusta abrazarte, me gusta mirarte, sos tan linda, la belleza atemporal, que hace lindas a todas las cosas, el punto de fuga perfecto. Ardillita, sos tan linda como una página en blanco, la página con más contenido y menos ingenuidad de todas. No tengas miedo, sos la única persona en el mundo sin razones para tenerme miedo. En realidad, no tenés razones para tenerle miedo a nadie, no hay nada ni nadie con más fuerza que vos. Aunque, claro, todo languidece. Pero te voy a ayudar, te lo prometo. ¿Viste que espectacular que fue la lluvia de hoy? Si hay algo que realmente me dolió en el último tiempo, en los últimos años, fue no haberla compartido. Era todo perfecto, menos yo. Por una vez en mi vida era todo perfecto. Pero soy la clase de persona que espera un llamado con el celular apagado, la clase de persona que después de dar un beso huele la huella para asegurarse de haber dejado rastro. Te pido perdón, no te merecés nada de eso. El problema es que nos enamoramos y que somos muy felices. El problema es que los dos vivimos con la disposición de estar juntos para siempre. El problema es que nos estamos por ir a vivir juntos, que no podemos dejar de planear cómo va a ser nuestro departamento, la cama, los parlantes, la mesita de luz y el proyector de películas en el patio. Convengamos en que es una estupidez que todo eso tenga que ser un problema. Entonces, estemos bien. Deberías tener mucho más en claro lo inofensivo que soy para vos. No debería haber ninguna pataleta, ningún berrinche ni equivocación que nos impida ir a comer afuera, emborracharnos con vino, mirar una película o quedarnos toda la noche despiertos y desnudos, escuchando la lluvia o a Joanna Newsom, acariciándonos. Te amo del todo. Tu cara tus pelos tu sonrisa tus muslos tus tetas tu cintura tu espalda tu piel etcétera. Del todo. Es de noche y llueve, y nunca como ahora tuve tantas ganas de mirar las golondrinas que hay en la ventana de tu cuarto. Anochece. Un chico persigue panaderos con un palo. Si hay algo que le agradezco a mi vida es poder dormir con vos y darte un beso en la nuca cuando quiero. Estos últimos meses fueron mágicos, soñados. Y decidí algo: quiero que mi vida sea eso.