Monday, October 29, 2007

Hay tres puntos a tener en cuenta:

1) Leer mis poemas en voz alta me ayuda a sostener el registro oral, teatral, que busco consumar en, ponele, una estética. Un equilibrio de melodrama y rigidez, entendible en una primera escucha.

2) La forma de leer en voz alta, delimitando necesariamente una idea pética llevada desde el papel al plano netamente sensorial, audiovisual. Le da un marco a lo que escribo anytime, una intención.

3) Una convicción de lo que tiene que ser la poesía que me interesa, llevada a los lugares donde leo. Lo decidí hace 5 años: si me invitan a leer mis cosas, la única condición es el clima. Festivo, de carnaval, casi necesariamente con alcohol o drogas. Decir "esto no tiene que ser aburrido", o "los accesorios de los textos son estos". Lo bueno es que mi memoria es frágil.

Por lo demás, las lecturas de poesía son patéticas.

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