Thursday, March 31, 2005
Hoy, mirando mi agenda del año pasado (tan caótica como mi año pasado) encontré en la última página una nota que además de venir al caso, me interesa hacer pública y reivindicar:
"Si en cualquier momento futuro quedo en coma sin reversibilidad, o con reversibilidad en estado de discapacidad, o quedo discapacitado (física o mentalmente), o quedo estúpido, o me dan ganas, pido y exijo por este medio que mi cabeza sea separada de mi cuerpo mediante una guillotina en una plaza pública a elección democrática de todos mis amigos, familiares y conocidos, quienes deben presenciar (si así lo desean) la decapitación, y se cobrará una entrada de $15 a quienes no me conocieron en vida y deseen presenciar la ceremonia. En lo posible pido un verdugo con el torso desnudo y capucha negra.
(acá va mi firma)
Manuel Obligado"
"Si en cualquier momento futuro quedo en coma sin reversibilidad, o con reversibilidad en estado de discapacidad, o quedo discapacitado (física o mentalmente), o quedo estúpido, o me dan ganas, pido y exijo por este medio que mi cabeza sea separada de mi cuerpo mediante una guillotina en una plaza pública a elección democrática de todos mis amigos, familiares y conocidos, quienes deben presenciar (si así lo desean) la decapitación, y se cobrará una entrada de $15 a quienes no me conocieron en vida y deseen presenciar la ceremonia. En lo posible pido un verdugo con el torso desnudo y capucha negra.
(acá va mi firma)
Manuel Obligado"
say you love me
Monday, March 28, 2005
Nunca revele sus contraseñas o números de tarjetas de crédito en una conversación de mensajes instantáneos.
Manu dice:
eia
Manu dice:
tenes suero?
No se pudo entregar el mensaje siguiente a todos los destinatarios:
tenes suero?
Manu dice:
tenes suero?
No se pudo entregar el mensaje siguiente a todos los destinatarios:
tenes suero?
Manu dice:
tenes suero?
Blanca Palidez dice:
no
Blanca Palidez dice:
no me dieron
Manu dice:
que malos
Manu dice:
como estas?
Blanca Palidez dice:
sigo sintiendome mal
Blanca Palidez dice:
me volvieron a sacar sangre
Blanca Palidez dice:
me puse a llorar
Blanca Palidez dice:
el medico me llevo a tomar un cafe
Blanca Palidez dice:
creo que se apiado de mi
Blanca Palidez dice:
yo estaba muy sola
Blanca Palidez dice:
fue el unico que me trato como un ser humano ahi adentro
Manu dice:
levantarte a un medico seria buenisimo, no?
Manu dice:
era la clinica esa o un hospital o que?
Blanca Palidez dice:
el otamendi
Blanca Palidez dice:
por un momento me senti rara tomando un cafe con un medico
Manu envía:
Manu dice:
te mando una foto de un gatito porque se que te gustan
Blanca Palidez dice:
pero antes de hacerme el analisis me dijo si yo habia tomado algo
Blanca Palidez dice:
le dije que tomaba pastillas psiquiatricas que habia dejado
Blanca Palidez dice:
me pregunto por que
Blanca Palidez dice:
le dije que habia tenido un brote psiquiatrico y me drogaba
Blanca Palidez dice:
despues como ayer me pincharon en el brazo izquierdo
Blanca Palidez dice:
hoy me tocaba el derecho
Blanca Palidez dice:
pero como inhalo por el derecho mis venas son una mierda
Blanca Palidez dice:
y me clavaron la aguja y revolvieron
Blanca Palidez dice:
me sentia triste y se me cayeron unas lagrimas
Blanca Palidez dice:
y el me dijo estas sola? nadie te acompaño?
Blanca Palidez dice:
le dije que no
Blanca Palidez dice:
y ademas estaba mareada
Blanca Palidez dice:
me ayudo a pararme y me pregunto si vivia sola
Blanca Palidez dice:
y como me llevaba con mis padres
Blanca Palidez dice:
y despues me pregunto si queria hablar
Blanca Palidez dice:
y le dije que no
Blanca Palidez dice:
y me dijo que el ya terminaba la guardia y que yo tenia que esperar los resultados asi que me invitaba a tomar un cafe
Blanca Palidez dice:
y fuimos
Manu dice:
qué bueno fue
Manu dice:
y qué horrible todo
Manu dice:
hablaron de algo tomando el café?
Manu dice:
era lindo?
Se completó la transferencia de "Picture 011.jpg".
Blanca Palidez dice:
era joven tenia ojos muy verdes y muy lindos
Blanca Palidez dice:
yo fui vestuda muy punki con mi remera de the cure y tachas en los brazos y en el cinturon
Blanca Palidez dice:
el era muy medico para mi
Blanca Palidez dice:
hablamos
Blanca Palidez dice:
yo estaba muy triste porque me hace sentir muy sola ir al medico
Blanca Palidez dice:
me hace sentir pena de mi, de mis brazos pinchados
Blanca Palidez dice:
ademas decis que te drogas y te tratan como drogadicto
Blanca Palidez dice:
no le importas a nadie
Blanca Palidez dice:
despues el me llevo con una mina
Blanca Palidez dice:
era la que me iba a dar4 los resultados
Blanca Palidez dice:
era muy rubia, linda, hablaba afectado
Blanca Palidez dice:
me dijo que no tenia nada y yo le dije que ya sabia eso, que ayer ya me habian hecho analisis pero que yo seguis sintiendome mal
Blanca Palidez dice:
ella me dijo es evidente que tenes que dejar las drogas
Blanca Palidez dice:
si sos drogadicto tenes estados de animo cambiantes
Blanca Palidez dice:
ademas dijiste que te drogaste hace poco
Blanca Palidez dice:
y yo me sentia muy mal
Blanca Palidez dice:
estaba calñlada
Blanca Palidez dice:
miraba el piso
Manu dice:
qué feo que una rubia doctora te diga eso
Blanca Palidez dice:
hasta que le dije mira yo me drogo hace dos años, yop se lo que es la droga, yo se de la euforia de la que hablas, se de cambios en el estado de animo, se de todo lo que me decis pero yo hace dos años que me drogo, conozco como es esto y nunca senti lo que siento ahora
Blanca Palidez dice:
y ella me dijo que yo habia suspendido mi tratamiento psiquiatrico
Blanca Palidez dice:
le pregunte si alguna de las pastiullas que yo tomaba podian causarme abstinencia y me dijo si, todas, son muy fuertes
Blanca Palidez dice:
ahora selo que tengo
Manu dice:
lo de las pastillas era una mierda, ya sabés
Blanca Palidez dice:
por eso deje de tomarlas
Blanca Palidez dice:
pero ahora no puedo pararme me mareo tengo cosquillas en todo el cuerpo siento que voy a caerme
Manu dice:
por lo menos no estas desesperada por ahora
Manu dice:
el mundo es una mierda
Blanca Palidez dice:
puede ser
Manu dice:
eia
Manu dice:
tenes suero?
No se pudo entregar el mensaje siguiente a todos los destinatarios:
tenes suero?
Manu dice:
tenes suero?
No se pudo entregar el mensaje siguiente a todos los destinatarios:
tenes suero?
Manu dice:
tenes suero?
Blanca Palidez dice:
no
Blanca Palidez dice:
no me dieron
Manu dice:
que malos
Manu dice:
como estas?
Blanca Palidez dice:
sigo sintiendome mal
Blanca Palidez dice:
me volvieron a sacar sangre
Blanca Palidez dice:
me puse a llorar
Blanca Palidez dice:
el medico me llevo a tomar un cafe
Blanca Palidez dice:
creo que se apiado de mi
Blanca Palidez dice:
yo estaba muy sola
Blanca Palidez dice:
fue el unico que me trato como un ser humano ahi adentro
Manu dice:
levantarte a un medico seria buenisimo, no?
Manu dice:
era la clinica esa o un hospital o que?
Blanca Palidez dice:
el otamendi
Blanca Palidez dice:
por un momento me senti rara tomando un cafe con un medico
Manu envía:
Manu dice:
te mando una foto de un gatito porque se que te gustan
Blanca Palidez dice:
pero antes de hacerme el analisis me dijo si yo habia tomado algo
Blanca Palidez dice:
le dije que tomaba pastillas psiquiatricas que habia dejado
Blanca Palidez dice:
me pregunto por que
Blanca Palidez dice:
le dije que habia tenido un brote psiquiatrico y me drogaba
Blanca Palidez dice:
despues como ayer me pincharon en el brazo izquierdo
Blanca Palidez dice:
hoy me tocaba el derecho
Blanca Palidez dice:
pero como inhalo por el derecho mis venas son una mierda
Blanca Palidez dice:
y me clavaron la aguja y revolvieron
Blanca Palidez dice:
me sentia triste y se me cayeron unas lagrimas
Blanca Palidez dice:
y el me dijo estas sola? nadie te acompaño?
Blanca Palidez dice:
le dije que no
Blanca Palidez dice:
y ademas estaba mareada
Blanca Palidez dice:
me ayudo a pararme y me pregunto si vivia sola
Blanca Palidez dice:
y como me llevaba con mis padres
Blanca Palidez dice:
y despues me pregunto si queria hablar
Blanca Palidez dice:
y le dije que no
Blanca Palidez dice:
y me dijo que el ya terminaba la guardia y que yo tenia que esperar los resultados asi que me invitaba a tomar un cafe
Blanca Palidez dice:
y fuimos
Manu dice:
qué bueno fue
Manu dice:
y qué horrible todo
Manu dice:
hablaron de algo tomando el café?
Manu dice:
era lindo?
Se completó la transferencia de "Picture 011.jpg".
Blanca Palidez dice:
era joven tenia ojos muy verdes y muy lindos
Blanca Palidez dice:
yo fui vestuda muy punki con mi remera de the cure y tachas en los brazos y en el cinturon
Blanca Palidez dice:
el era muy medico para mi
Blanca Palidez dice:
hablamos
Blanca Palidez dice:
yo estaba muy triste porque me hace sentir muy sola ir al medico
Blanca Palidez dice:
me hace sentir pena de mi, de mis brazos pinchados
Blanca Palidez dice:
ademas decis que te drogas y te tratan como drogadicto
Blanca Palidez dice:
no le importas a nadie
Blanca Palidez dice:
despues el me llevo con una mina
Blanca Palidez dice:
era la que me iba a dar4 los resultados
Blanca Palidez dice:
era muy rubia, linda, hablaba afectado
Blanca Palidez dice:
me dijo que no tenia nada y yo le dije que ya sabia eso, que ayer ya me habian hecho analisis pero que yo seguis sintiendome mal
Blanca Palidez dice:
ella me dijo es evidente que tenes que dejar las drogas
Blanca Palidez dice:
si sos drogadicto tenes estados de animo cambiantes
Blanca Palidez dice:
ademas dijiste que te drogaste hace poco
Blanca Palidez dice:
y yo me sentia muy mal
Blanca Palidez dice:
estaba calñlada
Blanca Palidez dice:
miraba el piso
Manu dice:
qué feo que una rubia doctora te diga eso
Blanca Palidez dice:
hasta que le dije mira yo me drogo hace dos años, yop se lo que es la droga, yo se de la euforia de la que hablas, se de cambios en el estado de animo, se de todo lo que me decis pero yo hace dos años que me drogo, conozco como es esto y nunca senti lo que siento ahora
Blanca Palidez dice:
y ella me dijo que yo habia suspendido mi tratamiento psiquiatrico
Blanca Palidez dice:
le pregunte si alguna de las pastiullas que yo tomaba podian causarme abstinencia y me dijo si, todas, son muy fuertes
Blanca Palidez dice:
ahora selo que tengo
Manu dice:
lo de las pastillas era una mierda, ya sabés
Blanca Palidez dice:
por eso deje de tomarlas
Blanca Palidez dice:
pero ahora no puedo pararme me mareo tengo cosquillas en todo el cuerpo siento que voy a caerme
Manu dice:
por lo menos no estas desesperada por ahora
Manu dice:
el mundo es una mierda
Blanca Palidez dice:
puede ser
Nunca revele sus contraseñas o números de tarjetas de crédito en una conversación de mensajes instantáneos.
Blanca Palidez dice:
manu!
Blanca Palidez dice:
ayer viaje en ambulancia al otamendi con mama y melisa! hizo tinuninu
Blanca Palidez dice:
jajajajaj
Manu dice:
jaja
Manu dice:
qué pasó?
Manu dice:
hoy vi el viaje de chihiro
Manu dice:
estoy en 9 de julio
Manu dice:
cómo son las ambulancias?
Blanca Palidez dice:
no se tuive un metrorragia
Blanca Palidez dice:
8 5 de presion casi me desmayo perdi mucha sangre
Blanca Palidez dice:
y hoy tienen que darme suero
Blanca Palidez dice:
mi abuela se murio
Blanca Palidez dice:
sali en el diario la nacion
Blanca Palidez dice:
con los durañona yenu y los olariaga y no se que mas
Blanca Palidez dice:
pero se murio como un perro
Blanca Palidez dice:
nadie le compro ni remedios ni nada
Blanca Palidez dice:
murio en un campo en coronel suarez
Manu dice:
estan todos mal o vos estas bien?
Manu dice:
estás toda pálida?
Blanca Palidez dice:
estoy toda palida y bien
Manu dice:
que bueno
Manu dice:
estas en el hospital? desnuda en una cama de hospital con una laptop al lado?
Manu dice:
lo viste a gabo
Manu dice:
?
Blanca Palidez dice:
igual se siente re bien estar asi dormis, estas re livianito, te cuelgan los brazos, sentis cosquillas por todo el cuerpo
Manu dice:
si, a mi una vez me sacaron como 5 litros de sangre
Manu dice:
estaba como drogado
Manu dice:
bah, perdi toda esa sangre y despues me sacaron mas, es genial
Manu dice:
tener suero es lo mejor tambien
Blanca Palidez dice:
gabno me mando un mail muy lindo
Blanca Palidez dice:
mas tarde voy a llamarlo
Manu dice:
mandame el mail ese
Manu dice:
tener suero es buenisimo porque nunca comes y no te da hambre
Blanca Palidez dice:
en serio?
Blanca Palidez dice:
hoy me dan
Manu dice:
el problema es que si pasas mucho tiempo con suero adelgazás y después no podés comer nada porque se te achicó el estómago
Manu dice:
vas a estar internada?
Blanca Palidez dice:
el suero te hace adelgazar¿
Manu dice:
te hace adelgazar porque no comés
Manu dice:
el suero te da las proteinas y eso y no te dan ganas de comer, entonces adelgazás
no sé, asi era conmigo, por ahi es diferente
Blanca Palidez dice:
cuando volves
Blanca Palidez dice:
ah
Blanca Palidez dice:
no sabes lo que paso
Blanca Palidez dice:
yo no estuve en todo semana santa en mi casa
Blanca Palidez dice:
y mi mama me leyo unos escritos que tenia en mi cartera
Blanca Palidez dice:
y se entero de que vos ibas a traerme dos bolsas
Manu dice:
uy
Manu dice:
y?
Manu dice:
que pasa ahora?
Blanca Palidez dice:
no podes venir mas a casa
Blanca Palidez dice:
mi hermano quiere poco menos que matarte
Blanca Palidez dice:
y mi madre me dijo drogadicta y yo dije que me iba de casa y ella que iba directo a la granja
Blanca Palidez dice:
y asi
Manu dice:
que feo
Manu dice:
siempre que viajo pasan un monton de cosas
Blanca Palidez dice:
manu!
Blanca Palidez dice:
ayer viaje en ambulancia al otamendi con mama y melisa! hizo tinuninu
Blanca Palidez dice:
jajajajaj
Manu dice:
jaja
Manu dice:
qué pasó?
Manu dice:
hoy vi el viaje de chihiro
Manu dice:
estoy en 9 de julio
Manu dice:
cómo son las ambulancias?
Blanca Palidez dice:
no se tuive un metrorragia
Blanca Palidez dice:
8 5 de presion casi me desmayo perdi mucha sangre
Blanca Palidez dice:
y hoy tienen que darme suero
Blanca Palidez dice:
mi abuela se murio
Blanca Palidez dice:
sali en el diario la nacion
Blanca Palidez dice:
con los durañona yenu y los olariaga y no se que mas
Blanca Palidez dice:
pero se murio como un perro
Blanca Palidez dice:
nadie le compro ni remedios ni nada
Blanca Palidez dice:
murio en un campo en coronel suarez
Manu dice:
estan todos mal o vos estas bien?
Manu dice:
estás toda pálida?
Blanca Palidez dice:
estoy toda palida y bien
Manu dice:
que bueno
Manu dice:
estas en el hospital? desnuda en una cama de hospital con una laptop al lado?
Manu dice:
lo viste a gabo
Manu dice:
?
Blanca Palidez dice:
igual se siente re bien estar asi dormis, estas re livianito, te cuelgan los brazos, sentis cosquillas por todo el cuerpo
Manu dice:
si, a mi una vez me sacaron como 5 litros de sangre
Manu dice:
estaba como drogado
Manu dice:
bah, perdi toda esa sangre y despues me sacaron mas, es genial
Manu dice:
tener suero es lo mejor tambien
Blanca Palidez dice:
gabno me mando un mail muy lindo
Blanca Palidez dice:
mas tarde voy a llamarlo
Manu dice:
mandame el mail ese
Manu dice:
tener suero es buenisimo porque nunca comes y no te da hambre
Blanca Palidez dice:
en serio?
Blanca Palidez dice:
hoy me dan
Manu dice:
el problema es que si pasas mucho tiempo con suero adelgazás y después no podés comer nada porque se te achicó el estómago
Manu dice:
vas a estar internada?
Blanca Palidez dice:
el suero te hace adelgazar¿
Manu dice:
te hace adelgazar porque no comés
Manu dice:
el suero te da las proteinas y eso y no te dan ganas de comer, entonces adelgazás
no sé, asi era conmigo, por ahi es diferente
Blanca Palidez dice:
cuando volves
Blanca Palidez dice:
ah
Blanca Palidez dice:
no sabes lo que paso
Blanca Palidez dice:
yo no estuve en todo semana santa en mi casa
Blanca Palidez dice:
y mi mama me leyo unos escritos que tenia en mi cartera
Blanca Palidez dice:
y se entero de que vos ibas a traerme dos bolsas
Manu dice:
uy
Manu dice:
y?
Manu dice:
que pasa ahora?
Blanca Palidez dice:
no podes venir mas a casa
Blanca Palidez dice:
mi hermano quiere poco menos que matarte
Blanca Palidez dice:
y mi madre me dijo drogadicta y yo dije que me iba de casa y ella que iba directo a la granja
Blanca Palidez dice:
y asi
Manu dice:
que feo
Manu dice:
siempre que viajo pasan un monton de cosas
Saturday, March 26, 2005
Otoño
From: xxxxxxxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Mon, 21 Mar 2005 10:13:16 +0000
Subject: Otoño.
Reply Reply to all Forward Print Add sender to Contacts list Trash this message Report phishing Show original
Son las siete del primer otoño. hace cuatro horas que trato de dormir, di
vueltas, me mire muchas veces en un pedazo roto de espejo. lo guarde abajo
de la cama. en dos horas tengo que despertarme y todavia nada. llueve.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To:xxxxxxxxxxxxxxx
Date: Tue, 22 Mar 2005 00:51:22 -0300
Subject: Re: Otoño.
nada de lo que leomes o que se escribiol. leo cosas filtradas por mil
pastis qiue me comi. no soy capàz de ver, veo tofo cayermdose, todpo
se vaaaaaaaaaaaaaa
llamame al cel 1550980371 apenas puedas y te cuento bieurn.
ayo no veo nada
pero miremos hacias arriba
esta lloviendo
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxxxxx
Date: Tue, 22 Mar 2005 23:32:05 -0300
Subject: Re: Otoño.
Perdón por eso,
Manu.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To:xxxxxxxxxxxxxx
Date: Wed, 23 Mar 2005 03:29:10 -0300
Subject: Re: Otoño.
Tengo hambre, me quedan $1.25 (descontando los 0.25 de ahora, del
cyber) y me duele todo el cuerpo y la cabeza. Creo que me voy a
desmayar. Pero aún así, me niego a comer los fideos que tengo sin la
salsa que no tengo. En cualquier momento me pudro y me voy a lo de mi
viejo en el pueblo ese o le pido guita a algún pariente malvado,
rebajándome.
From: xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Wed, 23 Mar 2005 10:40:02 +0000
Subject: Re: Otoño.
Es 23, apenas una semana manu.
si estuvieras despierto te invitaria a desayunar, pero supongo que ya estas
durmiendo entre tus poemas rotos.
Tengo que dejar de soñar que estoy soñando por lo menos una noche.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Date: Wed, 23 Mar 2005 20:35:34 +0100
Subject: Re: Otoño.
Ya está, un amigo me prestó $30, pero deberías haberme invitado a desayunar.
Ahora tengo una inauguración de fotos de otro amigo, uno que es
¡requeterrrrecontracontra! cool, en el Palais de Glace. Pienso robarme
todo el Champagne y hacerlo quedar mal.
Tengo sueño de dormir mal y con hambre, ya comí. No sabés la cantidad
de idioteces que soy capaz de hacer cuando no tengo plata para pasar
el tiempo sin pensar en el hambre ni en las ganas de comprarme
caramelos y juguetitos colorados.
From: xxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Wed, 23 Mar 2005 20:07:20 +0000
Subject: Re: Otoño.
Se el momento exacto en el que todo se fue al misimo diablo, era madrugada,
era apenas una o dos estrellas con la lengua afuera de tanto andar, y me
desperte sofocada porque entendi que los hilos que atan a las cosas, sin
distancia, con distancia, envuelto en papel de regalo, habian sido cortados,
no por mi ni por vos, sino por alguien.
Y se que no te das cuenta, con ese andar despreocupado no hay tiempo para
admirar los imperceptibles cambios que se dan antes de una gran tormenta. La
verdad no te culpo y no tengo porque ni como, solo dejame mirarte por ultima
vez, hacer un esfuerzo sobrehumano para plasmarme en vos para que cuando te
duermas alguna noche triste te acuerdes de lo que yo no me voy a poder
acordar.
From: xxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Fri, 25 Mar 2005 10:01:26 +0000
From: Manuel Obligado
estas en un tren?
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxx
Date: Fri, 25 Mar 2005 14:16:29 -0300
Subject: Re: Otoño.
No me quiero afeitar, no quiero guardar nada.
de un chico, aunque no tengo la capacidad de olvido que sí tienen los
chicos y vos. Y no poder olvidarse de las cosas es tan jodidamente
lleno de mierda como no poder acordarse.
a veces, anoche por ejemplo, no puedo agarrar un vaso lleno porque la
mano me tiembla. Tengo el pulso de un hombre de 60 años, el dolor de
huesos de un hombre de 60 años y la circulación (por problemas
genéticos; a mi papá, a mi abuelo, etc, les licúan la sangre cada
tanto porque se les espesa) como un caracol caminando por el filo de
un cuchillo y cortándose en dos a la misma velocidad que elige
moverse. Por supuesto, todo esto es solamente una consecuencia de
cuestiones emocionales. O viceversa, a quién le importa. El hecho es
que hay una cuestión de la que nunca me acuerdo, y es que soy un
pendejo y que sé muy pocas cosas. Me gustaría poder disfrutarlo, pero
me cuesta. Es como cuando se sube a una montaña muy alta, y de tan
límpido y puro que es el oxígeno termina quemando las fosas nasales si
no se tienen equipos especiales, y yo no soy la clase de persona que
vaya por ahí cargando equipos especiales.
En este momento escribo sentado, a mi derecha muy lejos está mi vieja
lavando los platos y escuchando la radio. Anoche me tuve que bancar la
salud de mierda de mi viejo (no sé qué hace cuando está sólo). También
salí a caminar por el pueblo con Facundo, mi amigo más viejo y con
menos diálogo (buenísima combinación) y después solo, por el parque,
por la laguna del parque, que en el medio tiene una isla a la que
nadie entra salvo yo, y que es el lugar más silencioso y apartado que
te puedas imaginar.
El tema con los finales es que siempre son sinceros, y le tengo terror
a la sinceridad (puedo afirmar que todo lo que escribo, ésto
inclusive, tiene más carga de mentira que de verdad, si es posible un
reduccionismo dualista tan simple a algo tan complicado). Son rostros
terribles atrás de los cuales hay personas generosas, delicadas y
amables. De tanto que creo en los finales de las cosas cada vez que
huelo uno me asusto y lo niego y me voy a otra cosa. Mi mamá viene a
buscar la ropa sucia que saqué del bolso y dejé apartada. Me asustó eso
de "mirarte por última vez". Qué mail lindo. Mi mamá dijo "swaters",
yo le dije "se dice pulóveres, sos una grasa" y me sonrió. Dice que mi
hermano está durmiendo. Tu mail, te decía, me asusta, sin ser una
órden tiene la fuerza de una órden. Antes de anoche salí y me
emborraché, cuando me desperté a la mañana (2 horas antes del horario
de salida de mi micro para acá) tenía toda la pierna izquierda, mano
derecha y mandíbulas lastimadas. No me acuerdo de nada. Sí me acuerdo
de una chica muy agresiva y tortona con la que tomé tequilas. También
tomé un litro de vino blanco muy malo, cervezas y tragos y seguro que
algo más de lo que no me acuerdo. Es como elegir el camino corto con
lobo en vez de el largo y seguro.
Kafka. Las heridas que tenía Kafka seguro eran del mismo color que las
de mi pierna izquierda después de esa borrachera de el otro día. Kafka
hablando de un pajarito que estudia los movimientos de Kafka (del K.
que es también el pajarito) es parecidísimo a Manu hablando de sus
borracheras. El pajarito no consigue llevarse la miga de pan porque
Kafka lo espanta. Me pasa algo parecido con Bolaño.
Un día voy a cumplir años y van a venir algunas personas a tomar merca
a mi departamento. Otros van a comer pizzas y otros se van a
emborrachar. Después de un rato vamos a salir en el auto de alguno, yo
voy a cojer y estar contentísimo. O por ahí no coja. Voy a cantar
canciones de Nancy Sinatra (these boots are made for walking, and
that's just what they do, I hope some day these boots are gonna walk
roll over you), seguro voy a estar solo, no voy a invitar a nadie a
comer pizza ni nada parecido.
Debería contarte cosas concretas, pero anoche estuve leyendo a Kafka.
Hoy no estoy muy contento.
Mis hijas posiblemente se llamen Malena y Milena (mi hermano y yo
somos Manuel y Miguel). Malena va a tener el pelo negro y largo y va a
escuchar tangos y boleros en San Telmo, se va a emborrachar y dormir
en la calle cuando se pelee conmigo y su mamá. Milena va a ser en
cambio la hija de una rubia, va a ser lánguida y fría, una griega o
una romana perdida en Bohemia por un error, violada por los checos,
traicionada por su acento, pero en todo caso una mujer de ojos y
cuerpo maravillosos, una mujer que uno llevaría en los brazos para
rescatársela al fuego, al mundo, mientras ella finge confiarse a los
brazos, sumisa y esperanzada, pero nada más que para joderme cuando me
pueda joder. Me gustaría ponerle un acento incómodo a la í, Mílena,
como si el nombre se escapara de un salto, transformarla en dáctilo,
que puede ser el salto de felicidad que me da su gravidez. Mi favorita
va a ser Malena, como prefiero a Arlt que a Borges, a la poesía
gauchesca que a Sarmiento. Muy argentino, muy literario, mi dualismo,
muy borgeano también, asi como toda la obra de Borges se separa entre
los textos de hombres a caballo, de hombres con el cuchillo o el facón
en la cintura, y los textos sobre la literatura, refinados y
academicistas. Lo que es seguro es que Malena y Milena todavía no
nacieron y ya se están peleando y es una pelea que va a durar lo que
dure mi vida, las dos peleándose en mi pija de la que todavía no
salieron, y no tengo la menor idea de cual va a ganar.
No me traiciones. Nunca. No me toques el timbre con tus celos y
reclamos porque estoy. Ya no sirve cantar con sentimiento. Querida
mía, ya no es necesario el gesto que nunca llegó.
Yo no sería quien soy si no estuviera acá. Y por ahí si no estuviera
acá todo sería mejor. Amame. Yo te odio. Mejor que estés, a veces.
Otras es mejor que no estés. No me toques el timbre con tus celos y
reclamos porque estoy. Yo sé que te hago sufrir. Pero yo sufro más,
creeme. No estés... te conviene. No sé porqué te dejé. Yo te quiero.
Te quiero como un nene quiere a un juguete en la vidriera. "Quero,
quero". Vos amame. Ya sé que voy y vengo, es la puta histeria que me
parió. Ya me saqué la sangre, estoy vacío. Odiame, yo te amo. Olvidate
de mi cumpleaños. Llamame en navidad, petiso.
Che mugre, marica hermosa, quisiste ser rosa china, pero naciste varón.
En vez de escribir mails y textos masturbatorios debería dibujar
planos. Planos dibujados con lapiz para que haya que hacer fuerza al
mirarlos y ser feliz. Transmitir felicidad con el boceto de un plano,
algo así es el ideal de lo que proyecto o pienso como mi escritura,
como un alejamiento de un montón de cosas y un acercamiento a muy
pocas (el miedo está siempre), lluvia. Mi hermano se levanta con
resaca y me saluda. Yo tengo cuatro libros adelante: Moby Dick, las
Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis Obras Completas de
Dostoyevski. Me quiero esconder abajo de éstos cuatro libros y que no
me vea nadie, leerlos todo el tiempo como un animal sediento o como un
cargamento de chanchos que se da vuelta, tener menos miedo y cantar
todo el tiempo, ponerle música a los libros o improvisarla y cantarla
a los gritos, y en algún rincón entre dos párrafos esperar que venga
alguien, me dé un beso y asi como entró vuelva a salir volando por la
ventana para morirse en la próxima tormenta de otoño mientras yo no la
miro pero la intuyo porque no despego la vista de mis cuatro libros
(Moby Dick, las Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis Obras
Completas de Dostoyevski). Ay, criatura, criatura, sos muy tierna,
Xxxx, sabés? Espero que no te pudra demasiado todo el tono solemnoide
de éste mail, mi idea no era ésta, pero escribir asi me aburre menos
que contarte cosas que te interesen (eso ya es demasiado difícil
cuando hago literatura), me sale más fácil. Igual tengo miedo de que
de tanto escribirlo me lo termine creyendo. Pero tengo miedo a cosas
peores, la verdad.
(¿A cuales cosas? --- Por suerte no tengo que responderme).
Pienso bastante en vos, me caés muy bien, sos mi amiguita nueva y últimamente conocí poca
gente (que estas excusas no suenen conciliatorias, la verdad es que me
importás), e igualmente lo que mejor me cae es que no creo que te
creas todas estas pelotudeces, todos estos tonitos maricones (maricas,
ninfos y filenos). Menos mal que los sueños que desvanecen rápido.
Quiero tres, a lo sumo cuatro palabras que me convenzan del todo. Mi
hermano camina desnudo por la casa. Qué horror, qué horror, pobre
Manu, qué horror.
También quiero un vestido.
Si el correo tuviera mis ojos.
Yo ya no sé qué es una broma y qué no, ni siquiera cuando yo lo
escribo (releo párrafos anteriores y me muero de risa, ¡Qué tono!,
igual no lo voy a cambiar, me gusta el ready made). Pero lo que es
grave es no saber si lo que estoy viendo (cuando me despierto, en la
calle, en el baño, mientras como, cuando hago el amor) es un chiste o
no. Antes las personas hacían grandes cosas, nosotros somos parodias
de ellos, pedacitos de mierda flotando por el universo. Tengo que
escribir más poemas.
Quiero golosinas y coca cola cuando me mude a la montaña de mis cuatro
libros (Moby Dick, las Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis
Obras Completas de Dostoyevski).
Quiero desdoblar el pliegue que se hizo a la realidad cuando me quedé
solo, hundir la cara ahí y asfixiarme de llanto o de risa.
(¡Cuando me quedé solo! ¡Ohhh!)
Entre las idas y venidas y lo que no sé ni nunca supe hay dos cosas:
un túnel con un chiste atravezándolo y una máscara blanca. Eso es todo
lo que hay atrás de todo pensamiento, atrás de toda literatura y de
toda mentira. Un túnel y una jodida máscara. A veces un espejo (que no
se empaña aunque lo intente). A veces una golosina, la inocencia y el
humor, la inocencia que es lo único que me puede agarrar de los pelos,
levantarme y hacerme reaccionar cuando enloquezca y me pase los días
gritándole versos de arquíloco de Paros (poeta y mercenario) a la luna
desde un bote de madera.
On Wed, 23 Mar 2005 20:07:20 +0000
From: xxxxxxxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Mon, 21 Mar 2005 10:13:16 +0000
Subject: Otoño.
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Son las siete del primer otoño. hace cuatro horas que trato de dormir, di
vueltas, me mire muchas veces en un pedazo roto de espejo. lo guarde abajo
de la cama. en dos horas tengo que despertarme y todavia nada. llueve.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To:xxxxxxxxxxxxxxx
Date: Tue, 22 Mar 2005 00:51:22 -0300
Subject: Re: Otoño.
nada de lo que leomes o que se escribiol. leo cosas filtradas por mil
pastis qiue me comi. no soy capàz de ver, veo tofo cayermdose, todpo
se vaaaaaaaaaaaaaa
llamame al cel 1550980371 apenas puedas y te cuento bieurn.
ayo no veo nada
pero miremos hacias arriba
esta lloviendo
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxxxxx
Date: Tue, 22 Mar 2005 23:32:05 -0300
Subject: Re: Otoño.
Perdón por eso,
Manu.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To:xxxxxxxxxxxxxx
Date: Wed, 23 Mar 2005 03:29:10 -0300
Subject: Re: Otoño.
Tengo hambre, me quedan $1.25 (descontando los 0.25 de ahora, del
cyber) y me duele todo el cuerpo y la cabeza. Creo que me voy a
desmayar. Pero aún así, me niego a comer los fideos que tengo sin la
salsa que no tengo. En cualquier momento me pudro y me voy a lo de mi
viejo en el pueblo ese o le pido guita a algún pariente malvado,
rebajándome.
From: xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Wed, 23 Mar 2005 10:40:02 +0000
Subject: Re: Otoño.
Es 23, apenas una semana manu.
si estuvieras despierto te invitaria a desayunar, pero supongo que ya estas
durmiendo entre tus poemas rotos.
Tengo que dejar de soñar que estoy soñando por lo menos una noche.
From: Manuel Obligado
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Date: Wed, 23 Mar 2005 20:35:34 +0100
Subject: Re: Otoño.
Ya está, un amigo me prestó $30, pero deberías haberme invitado a desayunar.
Ahora tengo una inauguración de fotos de otro amigo, uno que es
¡requeterrrrecontracontra! cool, en el Palais de Glace. Pienso robarme
todo el Champagne y hacerlo quedar mal.
Tengo sueño de dormir mal y con hambre, ya comí. No sabés la cantidad
de idioteces que soy capaz de hacer cuando no tengo plata para pasar
el tiempo sin pensar en el hambre ni en las ganas de comprarme
caramelos y juguetitos colorados.
From: xxxxxxxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Wed, 23 Mar 2005 20:07:20 +0000
Subject: Re: Otoño.
Se el momento exacto en el que todo se fue al misimo diablo, era madrugada,
era apenas una o dos estrellas con la lengua afuera de tanto andar, y me
desperte sofocada porque entendi que los hilos que atan a las cosas, sin
distancia, con distancia, envuelto en papel de regalo, habian sido cortados,
no por mi ni por vos, sino por alguien.
Y se que no te das cuenta, con ese andar despreocupado no hay tiempo para
admirar los imperceptibles cambios que se dan antes de una gran tormenta. La
verdad no te culpo y no tengo porque ni como, solo dejame mirarte por ultima
vez, hacer un esfuerzo sobrehumano para plasmarme en vos para que cuando te
duermas alguna noche triste te acuerdes de lo que yo no me voy a poder
acordar.
From: xxxxxxxx
To: manuelobligado@gmail.com
Date: Fri, 25 Mar 2005 10:01:26 +0000
From: Manuel Obligado
estas en un tren?
Reply-To: Manuel Obligado
To: xxxxxxxxxxxxxxx
Date: Fri, 25 Mar 2005 14:16:29 -0300
Subject: Re: Otoño.
No me quiero afeitar, no quiero guardar nada.
de un chico, aunque no tengo la capacidad de olvido que sí tienen los
chicos y vos. Y no poder olvidarse de las cosas es tan jodidamente
lleno de mierda como no poder acordarse.
a veces, anoche por ejemplo, no puedo agarrar un vaso lleno porque la
mano me tiembla. Tengo el pulso de un hombre de 60 años, el dolor de
huesos de un hombre de 60 años y la circulación (por problemas
genéticos; a mi papá, a mi abuelo, etc, les licúan la sangre cada
tanto porque se les espesa) como un caracol caminando por el filo de
un cuchillo y cortándose en dos a la misma velocidad que elige
moverse. Por supuesto, todo esto es solamente una consecuencia de
cuestiones emocionales. O viceversa, a quién le importa. El hecho es
que hay una cuestión de la que nunca me acuerdo, y es que soy un
pendejo y que sé muy pocas cosas. Me gustaría poder disfrutarlo, pero
me cuesta. Es como cuando se sube a una montaña muy alta, y de tan
límpido y puro que es el oxígeno termina quemando las fosas nasales si
no se tienen equipos especiales, y yo no soy la clase de persona que
vaya por ahí cargando equipos especiales.
En este momento escribo sentado, a mi derecha muy lejos está mi vieja
lavando los platos y escuchando la radio. Anoche me tuve que bancar la
salud de mierda de mi viejo (no sé qué hace cuando está sólo). También
salí a caminar por el pueblo con Facundo, mi amigo más viejo y con
menos diálogo (buenísima combinación) y después solo, por el parque,
por la laguna del parque, que en el medio tiene una isla a la que
nadie entra salvo yo, y que es el lugar más silencioso y apartado que
te puedas imaginar.
El tema con los finales es que siempre son sinceros, y le tengo terror
a la sinceridad (puedo afirmar que todo lo que escribo, ésto
inclusive, tiene más carga de mentira que de verdad, si es posible un
reduccionismo dualista tan simple a algo tan complicado). Son rostros
terribles atrás de los cuales hay personas generosas, delicadas y
amables. De tanto que creo en los finales de las cosas cada vez que
huelo uno me asusto y lo niego y me voy a otra cosa. Mi mamá viene a
buscar la ropa sucia que saqué del bolso y dejé apartada. Me asustó eso
de "mirarte por última vez". Qué mail lindo. Mi mamá dijo "swaters",
yo le dije "se dice pulóveres, sos una grasa" y me sonrió. Dice que mi
hermano está durmiendo. Tu mail, te decía, me asusta, sin ser una
órden tiene la fuerza de una órden. Antes de anoche salí y me
emborraché, cuando me desperté a la mañana (2 horas antes del horario
de salida de mi micro para acá) tenía toda la pierna izquierda, mano
derecha y mandíbulas lastimadas. No me acuerdo de nada. Sí me acuerdo
de una chica muy agresiva y tortona con la que tomé tequilas. También
tomé un litro de vino blanco muy malo, cervezas y tragos y seguro que
algo más de lo que no me acuerdo. Es como elegir el camino corto con
lobo en vez de el largo y seguro.
Kafka. Las heridas que tenía Kafka seguro eran del mismo color que las
de mi pierna izquierda después de esa borrachera de el otro día. Kafka
hablando de un pajarito que estudia los movimientos de Kafka (del K.
que es también el pajarito) es parecidísimo a Manu hablando de sus
borracheras. El pajarito no consigue llevarse la miga de pan porque
Kafka lo espanta. Me pasa algo parecido con Bolaño.
Un día voy a cumplir años y van a venir algunas personas a tomar merca
a mi departamento. Otros van a comer pizzas y otros se van a
emborrachar. Después de un rato vamos a salir en el auto de alguno, yo
voy a cojer y estar contentísimo. O por ahí no coja. Voy a cantar
canciones de Nancy Sinatra (these boots are made for walking, and
that's just what they do, I hope some day these boots are gonna walk
roll over you), seguro voy a estar solo, no voy a invitar a nadie a
comer pizza ni nada parecido.
Debería contarte cosas concretas, pero anoche estuve leyendo a Kafka.
Hoy no estoy muy contento.
Mis hijas posiblemente se llamen Malena y Milena (mi hermano y yo
somos Manuel y Miguel). Malena va a tener el pelo negro y largo y va a
escuchar tangos y boleros en San Telmo, se va a emborrachar y dormir
en la calle cuando se pelee conmigo y su mamá. Milena va a ser en
cambio la hija de una rubia, va a ser lánguida y fría, una griega o
una romana perdida en Bohemia por un error, violada por los checos,
traicionada por su acento, pero en todo caso una mujer de ojos y
cuerpo maravillosos, una mujer que uno llevaría en los brazos para
rescatársela al fuego, al mundo, mientras ella finge confiarse a los
brazos, sumisa y esperanzada, pero nada más que para joderme cuando me
pueda joder. Me gustaría ponerle un acento incómodo a la í, Mílena,
como si el nombre se escapara de un salto, transformarla en dáctilo,
que puede ser el salto de felicidad que me da su gravidez. Mi favorita
va a ser Malena, como prefiero a Arlt que a Borges, a la poesía
gauchesca que a Sarmiento. Muy argentino, muy literario, mi dualismo,
muy borgeano también, asi como toda la obra de Borges se separa entre
los textos de hombres a caballo, de hombres con el cuchillo o el facón
en la cintura, y los textos sobre la literatura, refinados y
academicistas. Lo que es seguro es que Malena y Milena todavía no
nacieron y ya se están peleando y es una pelea que va a durar lo que
dure mi vida, las dos peleándose en mi pija de la que todavía no
salieron, y no tengo la menor idea de cual va a ganar.
No me traiciones. Nunca. No me toques el timbre con tus celos y
reclamos porque estoy. Ya no sirve cantar con sentimiento. Querida
mía, ya no es necesario el gesto que nunca llegó.
Yo no sería quien soy si no estuviera acá. Y por ahí si no estuviera
acá todo sería mejor. Amame. Yo te odio. Mejor que estés, a veces.
Otras es mejor que no estés. No me toques el timbre con tus celos y
reclamos porque estoy. Yo sé que te hago sufrir. Pero yo sufro más,
creeme. No estés... te conviene. No sé porqué te dejé. Yo te quiero.
Te quiero como un nene quiere a un juguete en la vidriera. "Quero,
quero". Vos amame. Ya sé que voy y vengo, es la puta histeria que me
parió. Ya me saqué la sangre, estoy vacío. Odiame, yo te amo. Olvidate
de mi cumpleaños. Llamame en navidad, petiso.
Che mugre, marica hermosa, quisiste ser rosa china, pero naciste varón.
En vez de escribir mails y textos masturbatorios debería dibujar
planos. Planos dibujados con lapiz para que haya que hacer fuerza al
mirarlos y ser feliz. Transmitir felicidad con el boceto de un plano,
algo así es el ideal de lo que proyecto o pienso como mi escritura,
como un alejamiento de un montón de cosas y un acercamiento a muy
pocas (el miedo está siempre), lluvia. Mi hermano se levanta con
resaca y me saluda. Yo tengo cuatro libros adelante: Moby Dick, las
Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis Obras Completas de
Dostoyevski. Me quiero esconder abajo de éstos cuatro libros y que no
me vea nadie, leerlos todo el tiempo como un animal sediento o como un
cargamento de chanchos que se da vuelta, tener menos miedo y cantar
todo el tiempo, ponerle música a los libros o improvisarla y cantarla
a los gritos, y en algún rincón entre dos párrafos esperar que venga
alguien, me dé un beso y asi como entró vuelva a salir volando por la
ventana para morirse en la próxima tormenta de otoño mientras yo no la
miro pero la intuyo porque no despego la vista de mis cuatro libros
(Moby Dick, las Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis Obras
Completas de Dostoyevski). Ay, criatura, criatura, sos muy tierna,
Xxxx, sabés? Espero que no te pudra demasiado todo el tono solemnoide
de éste mail, mi idea no era ésta, pero escribir asi me aburre menos
que contarte cosas que te interesen (eso ya es demasiado difícil
cuando hago literatura), me sale más fácil. Igual tengo miedo de que
de tanto escribirlo me lo termine creyendo. Pero tengo miedo a cosas
peores, la verdad.
(¿A cuales cosas? --- Por suerte no tengo que responderme).
Pienso bastante en vos, me caés muy bien, sos mi amiguita nueva y últimamente conocí poca
gente (que estas excusas no suenen conciliatorias, la verdad es que me
importás), e igualmente lo que mejor me cae es que no creo que te
creas todas estas pelotudeces, todos estos tonitos maricones (maricas,
ninfos y filenos). Menos mal que los sueños que desvanecen rápido.
Quiero tres, a lo sumo cuatro palabras que me convenzan del todo. Mi
hermano camina desnudo por la casa. Qué horror, qué horror, pobre
Manu, qué horror.
También quiero un vestido.
Si el correo tuviera mis ojos.
Yo ya no sé qué es una broma y qué no, ni siquiera cuando yo lo
escribo (releo párrafos anteriores y me muero de risa, ¡Qué tono!,
igual no lo voy a cambiar, me gusta el ready made). Pero lo que es
grave es no saber si lo que estoy viendo (cuando me despierto, en la
calle, en el baño, mientras como, cuando hago el amor) es un chiste o
no. Antes las personas hacían grandes cosas, nosotros somos parodias
de ellos, pedacitos de mierda flotando por el universo. Tengo que
escribir más poemas.
Quiero golosinas y coca cola cuando me mude a la montaña de mis cuatro
libros (Moby Dick, las Obras Completas de Kafka y los dos tomos de mis
Obras Completas de Dostoyevski).
Quiero desdoblar el pliegue que se hizo a la realidad cuando me quedé
solo, hundir la cara ahí y asfixiarme de llanto o de risa.
(¡Cuando me quedé solo! ¡Ohhh!)
Entre las idas y venidas y lo que no sé ni nunca supe hay dos cosas:
un túnel con un chiste atravezándolo y una máscara blanca. Eso es todo
lo que hay atrás de todo pensamiento, atrás de toda literatura y de
toda mentira. Un túnel y una jodida máscara. A veces un espejo (que no
se empaña aunque lo intente). A veces una golosina, la inocencia y el
humor, la inocencia que es lo único que me puede agarrar de los pelos,
levantarme y hacerme reaccionar cuando enloquezca y me pase los días
gritándole versos de arquíloco de Paros (poeta y mercenario) a la luna
desde un bote de madera.
On Wed, 23 Mar 2005 20:07:20 +0000
Thursday, March 17, 2005
Es de Giacomo Leopardi, lo empezó a escribir el 22 de octubre de 1829
y lo terminó el 9 de abril de 1830, un día antes de mi cumpleaños,
bajo la constelación de Aries (?). La edición es florentina.
CANTO NOCTURNO DE UN PASTOR ERRANTE DE ASIA
Qué haces, luna, en el cielo? Di, ¿Qué haces,
oh silenciosa luna?
Sales de noche, andas
viendo desiertos, y después te escondes.
¿No estás aún fatigada
de recorrer las sempiternas sendas?
¿Aún no sientes hastío ni cansancio
de mirar estos valles?
Se parece tu vida
a la vida del pastor.
Sale al alba y conduce
por el campo el ganado, contemplando
rebaños, prados, fuentes;
luego, exhausto, descansa por la noche,
y no espera otra cosa.
Dime, luna, ¿Qué espera
el pastor en su vida
y tú en la tuya? Dime, ¿adónde tiende
este mi vagar breve
y tu curso inmortal?
Viejo canoso, enfermo,
harapiento, descalzo,
con carga pesadísima en los hombros,
por montes y por valles,
por rocas, arenales y malezas,
al viento, en la tormenta, cuando abrasa
el aire, y cuando hiela,
corre, corre anhelante,
cruza charcos, torrentes,
cae, se levanta, y más y más se afana,
sin tregua ni sosiego,
herido, ensangrentado, hasta que llega
allí donde el camino
y donde tanto afán término encuentran:
inmenso, horrible abismo
donde al precipitarse todo olvida.
Así, virgínea luna,
es la vida mortal.
Nace al dolor el hombre
y es peligro de muerte el nacimiento.
Prueba tormento y pena
desde que abre los ojos, y sus padres
comienzan a enseñarle
a consolarse por haber nacido.
Luego, cuando creciendo
va, uno y otro sostiénenle, y por siempre
con actos y palabras
se afanan en cuidarle
y en consolarle de su humano estado:
que otro oficio más grato
no hay para un padre que cuidar a sus hijos.
Mas, ¿porqué dar a luz,
porqué mantener vivo
a quien por esto hay que prestar consuelo?
Si infortunio es la vida,
¿por qué, pues, dura tanto?
Tal, intocada luna,
es el mortal estado.
Mas tú mortal no eres
y tal vez lo que digo no comprendas.
Tú, solitaria, eterna peregrina,
tan pensativa, acaso lo que es sepas
este vivir terreno,
este nuestro penar, esta agonía;
lo que es este morir, esta suprema
palidez del semblante,
y faltar de la tierra, y alejarse
de toda usual y amante compañía.
Ciertamente, comprendes
el porqué de las cosas, ves el fruto
del día y de la noche,
del callado, infinito andar del tiempo.
Sabes, sin duda a qué dulces amores
ríe la primavera,
a qué ayuda el estío, y qué procura
con su hielo el invierno.
Mil cosas sabes tú, miles descubres,
que al sencillo pastor le están vedadas.
A veces, al mirarte
tan silenciosa como el desierto llano
que en su confín se une con el cielo,
o bien con mi rebaño
seguirme en mi camino; cuando miro
fulgurar en el cielo las estrellas,
pensativo me digo:"¿Para qué tantas luces?
¿Qué hace el aire sin fin, esa profunda
serenidad? ¿Qué significa esta
inmensa soledad? ¿Qué soy yo mismo?"
Conmigo así razono; de ese espacio
soberbio e ilimitado,
y de esa familia innumerable,
después de tanto obrar, del movimiento
de las celestes y terrenas cosas,
girando sin reposo
para volver allá donde nacieron,
la utilidad, el fruto
adivinar no sé. Mas, ciertamente,
¡oh doncella inmortal!, tú sí lo sabes.
Yo sólo sé y comprendo
que en los eternos giros
y que en mi ser tan frágil
algún provecho o goce
otro hallará; mi vida es mal tan sólo.
Rebaño mío que feliz reposas,
ignorando, imagino tu miseria,
¡cuánta envidia te tengo!
No sólo porque de ansias
casi libre te encuentras
y todo sufrimiento, todo daño,
todo extremo temor olvidas pronto,
sino porque jamás sientes el tedio.
A la sombra descansas en la yerba,
sosegado y alegre,
y gran parte del año
transcurres sin enojo en tal estado.
Yo a la sombra me siento sobre el césped
y el hastío me embarga
la mente, igual que un aguijón agudo,
y más lejano estoy ahora que nunca
de encontrar el sosiego.
Pero ya nada ansío
ni motivo de llanto hasta aquí tuve.
Porqué gozas y cuánto
decir no sé; mas sé que eres dichoso.
Yo poco goce siento,
mas no me quejo de esto solamente.
Si hablar supiese, yo preguntaría:
"Dime, ¿por qué yaciendo
ocioso y sin cuidado
todo animal descansa,
y a mí me asalta el tedio si reposo?"
Tal vez si alas tuviese
para ir hasta las nubes
y contar una a una las estrellas,
o como el trueno errar de cumbre en cumbre,
sería más feliz, dulce rebaño,
sería más feliz, cándida luna.
O tal vez desvaría
mi mente cuando piensa en otra suerte:
tal vez en toda forma
en todo estado, ya en cubil o cuna,
es funesto a quien nace el nacimiento.
y lo terminó el 9 de abril de 1830, un día antes de mi cumpleaños,
bajo la constelación de Aries (?). La edición es florentina.
CANTO NOCTURNO DE UN PASTOR ERRANTE DE ASIA
Qué haces, luna, en el cielo? Di, ¿Qué haces,
oh silenciosa luna?
Sales de noche, andas
viendo desiertos, y después te escondes.
¿No estás aún fatigada
de recorrer las sempiternas sendas?
¿Aún no sientes hastío ni cansancio
de mirar estos valles?
Se parece tu vida
a la vida del pastor.
Sale al alba y conduce
por el campo el ganado, contemplando
rebaños, prados, fuentes;
luego, exhausto, descansa por la noche,
y no espera otra cosa.
Dime, luna, ¿Qué espera
el pastor en su vida
y tú en la tuya? Dime, ¿adónde tiende
este mi vagar breve
y tu curso inmortal?
Viejo canoso, enfermo,
harapiento, descalzo,
con carga pesadísima en los hombros,
por montes y por valles,
por rocas, arenales y malezas,
al viento, en la tormenta, cuando abrasa
el aire, y cuando hiela,
corre, corre anhelante,
cruza charcos, torrentes,
cae, se levanta, y más y más se afana,
sin tregua ni sosiego,
herido, ensangrentado, hasta que llega
allí donde el camino
y donde tanto afán término encuentran:
inmenso, horrible abismo
donde al precipitarse todo olvida.
Así, virgínea luna,
es la vida mortal.
Nace al dolor el hombre
y es peligro de muerte el nacimiento.
Prueba tormento y pena
desde que abre los ojos, y sus padres
comienzan a enseñarle
a consolarse por haber nacido.
Luego, cuando creciendo
va, uno y otro sostiénenle, y por siempre
con actos y palabras
se afanan en cuidarle
y en consolarle de su humano estado:
que otro oficio más grato
no hay para un padre que cuidar a sus hijos.
Mas, ¿porqué dar a luz,
porqué mantener vivo
a quien por esto hay que prestar consuelo?
Si infortunio es la vida,
¿por qué, pues, dura tanto?
Tal, intocada luna,
es el mortal estado.
Mas tú mortal no eres
y tal vez lo que digo no comprendas.
Tú, solitaria, eterna peregrina,
tan pensativa, acaso lo que es sepas
este vivir terreno,
este nuestro penar, esta agonía;
lo que es este morir, esta suprema
palidez del semblante,
y faltar de la tierra, y alejarse
de toda usual y amante compañía.
Ciertamente, comprendes
el porqué de las cosas, ves el fruto
del día y de la noche,
del callado, infinito andar del tiempo.
Sabes, sin duda a qué dulces amores
ríe la primavera,
a qué ayuda el estío, y qué procura
con su hielo el invierno.
Mil cosas sabes tú, miles descubres,
que al sencillo pastor le están vedadas.
A veces, al mirarte
tan silenciosa como el desierto llano
que en su confín se une con el cielo,
o bien con mi rebaño
seguirme en mi camino; cuando miro
fulgurar en el cielo las estrellas,
pensativo me digo:"¿Para qué tantas luces?
¿Qué hace el aire sin fin, esa profunda
serenidad? ¿Qué significa esta
inmensa soledad? ¿Qué soy yo mismo?"
Conmigo así razono; de ese espacio
soberbio e ilimitado,
y de esa familia innumerable,
después de tanto obrar, del movimiento
de las celestes y terrenas cosas,
girando sin reposo
para volver allá donde nacieron,
la utilidad, el fruto
adivinar no sé. Mas, ciertamente,
¡oh doncella inmortal!, tú sí lo sabes.
Yo sólo sé y comprendo
que en los eternos giros
y que en mi ser tan frágil
algún provecho o goce
otro hallará; mi vida es mal tan sólo.
Rebaño mío que feliz reposas,
ignorando, imagino tu miseria,
¡cuánta envidia te tengo!
No sólo porque de ansias
casi libre te encuentras
y todo sufrimiento, todo daño,
todo extremo temor olvidas pronto,
sino porque jamás sientes el tedio.
A la sombra descansas en la yerba,
sosegado y alegre,
y gran parte del año
transcurres sin enojo en tal estado.
Yo a la sombra me siento sobre el césped
y el hastío me embarga
la mente, igual que un aguijón agudo,
y más lejano estoy ahora que nunca
de encontrar el sosiego.
Pero ya nada ansío
ni motivo de llanto hasta aquí tuve.
Porqué gozas y cuánto
decir no sé; mas sé que eres dichoso.
Yo poco goce siento,
mas no me quejo de esto solamente.
Si hablar supiese, yo preguntaría:
"Dime, ¿por qué yaciendo
ocioso y sin cuidado
todo animal descansa,
y a mí me asalta el tedio si reposo?"
Tal vez si alas tuviese
para ir hasta las nubes
y contar una a una las estrellas,
o como el trueno errar de cumbre en cumbre,
sería más feliz, dulce rebaño,
sería más feliz, cándida luna.
O tal vez desvaría
mi mente cuando piensa en otra suerte:
tal vez en toda forma
en todo estado, ya en cubil o cuna,
es funesto a quien nace el nacimiento.
Sunday, March 13, 2005
Tengo 50 invitaciones para gmail.
Quien quiera, avise. Mi msn es manusnm@hotmail.com
Quien quiera, avise. Mi msn es manusnm@hotmail.com
Tuesday, March 08, 2005
Perdón, me tenté.
Diez álbumes de mi colección
Friends of mine - Adam Green
Sathan's Circus - Death in Vegas
Knock knock who is it - Kimya Dawson
Loveless - My bloody Valentine
69 love songs - Magnetic Fields
Five leaves theft - Nick Drake
El último de Sondre Lerche.
La maison de mon reve - Coco Rosie
El de Antohnny & the Johnsons
Neu! - Neu!
Disco que me dió vergüenza encontrar
No entiendo la pregunta, pero me da verguenza que me gusten Fito y Miranda.
¿Cuál es la cantidad total de música bajada a mi computadora?
No tengo pc, estoy en cybers.
¿Cuál fue el último CD que me compré?
No sé, por ahí cuando tenía 15 años alguno de Charly.
¿Cuál es la última canción que escuché antes de escribir este post?
La de Liliana Felipe sobre Chavela Vargas, y antes de eso los discos Publico y Cantada de Adriana Calcanhotto, y antes de eso el recital de PJ que hay acá.
¿Qué canción escucho seguido y tiene un significado especial
Muchas.
Gracias, chau, perdón.
Diez álbumes de mi colección
Friends of mine - Adam Green
Sathan's Circus - Death in Vegas
Knock knock who is it - Kimya Dawson
Loveless - My bloody Valentine
69 love songs - Magnetic Fields
Five leaves theft - Nick Drake
El último de Sondre Lerche.
La maison de mon reve - Coco Rosie
El de Antohnny & the Johnsons
Neu! - Neu!
Disco que me dió vergüenza encontrar
No entiendo la pregunta, pero me da verguenza que me gusten Fito y Miranda.
¿Cuál es la cantidad total de música bajada a mi computadora?
No tengo pc, estoy en cybers.
¿Cuál fue el último CD que me compré?
No sé, por ahí cuando tenía 15 años alguno de Charly.
¿Cuál es la última canción que escuché antes de escribir este post?
La de Liliana Felipe sobre Chavela Vargas, y antes de eso los discos Publico y Cantada de Adriana Calcanhotto, y antes de eso el recital de PJ que hay acá.
¿Qué canción escucho seguido y tiene un significado especial
Muchas.
Gracias, chau, perdón.
Miraba un blog en que hizo eso de pegar una conversación que todos hicimos alguna vez, o varias veces. A mí, naturalmente, me encantan, asi como me encanta el género epistolar, me gustan las cartas y los diarios. El tema está en que en este post, después de la conversación había un agregado del blogger, mucho menos intersante que la conversación, que era una historia de amor divina. Y lo obvio, pensé en mis historias de amor de cuando era pendejo con gente a la que nunca le había visto la cara, y en un año entre mis 14 y mis 15 años en el que estuve muy solo y pasaba las noches buscando gente por icq. (Yo era un pendejo que leía a Nietzsche, asi que sabía que no me convenía mirar al abismo porque el abismo me devolvería la mirada; con los años aprendí que lo mejor es bailar una conga mientras el abismo me devuelve la mirada). Incluso así la conocí a Meli.
A lo que voy es a que nos pasan demasiadas cosas y tenemos la capacidad de contarnos un porcentaje ínfimo. Y de contarnos a nosotros mismos también ese porcentaje tan mierdita, por eso necesitamos el recuerdo (o necesitamos quemar al recuerdo). Somos demasiado y nos creemos muy poco, o viceversa. En fin, estoy haciendo demasiadas cosas que creía buenas pero me van agusanando de a poquito.
La conversación que esta persona tuvo y que pegó en el blog es mucho más interesante que cualquier cosa que ella me pudiera contar, ni hablar de ese corolario que le hizo. Y las historias que creamos son menos que la punta de un iceberg, menos que una historia que remite a otra historia que remite a otra historia, ad infinitum. No sé quién fue el que dijo eso. Por ahí fue Perec. Por ahí fue Borges. Por ahí lo estoy inventando. Lo cierto es que ante esa certeza, como ante todas las certezas, lo único que surge es una pregunta, y esa pregunta es "¿Cómo construir un puente?".
Por descontado, desconozco la respuesta.
A lo que voy es a que nos pasan demasiadas cosas y tenemos la capacidad de contarnos un porcentaje ínfimo. Y de contarnos a nosotros mismos también ese porcentaje tan mierdita, por eso necesitamos el recuerdo (o necesitamos quemar al recuerdo). Somos demasiado y nos creemos muy poco, o viceversa. En fin, estoy haciendo demasiadas cosas que creía buenas pero me van agusanando de a poquito.
La conversación que esta persona tuvo y que pegó en el blog es mucho más interesante que cualquier cosa que ella me pudiera contar, ni hablar de ese corolario que le hizo. Y las historias que creamos son menos que la punta de un iceberg, menos que una historia que remite a otra historia que remite a otra historia, ad infinitum. No sé quién fue el que dijo eso. Por ahí fue Perec. Por ahí fue Borges. Por ahí lo estoy inventando. Lo cierto es que ante esa certeza, como ante todas las certezas, lo único que surge es una pregunta, y esa pregunta es "¿Cómo construir un puente?".
Por descontado, desconozco la respuesta.
Monday, March 07, 2005
Sunday, March 06, 2005
Todos los que están leyendo esto, a partir de este momento, pueden morirse cuando sea. O sea, dejar de respirar.
Fui con mi amigo a comer al cuartito. A 6 mesas de distancia estaba Majul. Yo estaba muy sacado, asi que me animé a pararme, acercarme y decirle: "Hola, el blog es tuyo o es un buen chiste?". Me miró muy feo (aunque no sé si ese hombre puede mirar lindo) y me dijo "no, es mío, es mío", asi que volví a mi mesa y seguí comiendo.
Volvíamos y pasamos por el teatro de ahí al lado, había algunos chicos que se nota que trabajan ahí, y dos chicas cantando (se nota que actúan en musicales), y me enamoré como dos veces.
Seguimos, mi amigo y yo por Corrientes, y me crucé a un conocido. Mi conocido vive en Liniers, es un puto pobre, creció en una industria en la que vive con otras 5 familias y la mayoría son obreros metalúrgicos, aunque él hace cosas de contaduría ("qué voy a ser obrero yo, mirá éstas manitos de puto triste"). Lo conozco porque siempre está con una chica travesti en la esquina de mi casa, en la plaza de uriburu y córdoba, y cuando estoy aburrido bajo y tomo cervezas con ellos. Mi amigo es un puto rico, de la alta sociedad (es El puto que hay en todas las familias de bien), vive en un departamento enorme en Plaza San Martín, a dos cuadras de el de mi abuelo. Insólitamente, mi amigo puto rico y mi conocido puto pobre se gustaron, asi que me preguntaron si podían ir a mi depto. Naturalmente, les dije que no. No será su sangre ni su semen ni el sudor el olor que huela cuando sueñe. Asi que están en un telo y yo estoy haciendo tiempo.
La vida concluye en el momento en que se la fotografía. Es casi un símbolo de Hollywood. Tara no tenía habitaciones en su interior. Era sólo una fachada. DAVID O. SELZNICK. El muchacho se acerca a la casa. Vereda de alerces. La Fronda. Collarde lágrimas. El amor es una mezcla de sentimentalismo y sexo(Burroughs).
Se pasean los fantasmas de Plaza Congreso por las escaleras de lapensión donde vivo transitoriamente. Tapado hasta las cejas, inmóvilen la cama, transpirando y repitiendo mentalmente palabras que noquieren decir nada los oigo revolverse, encender y apagar las luces,subir con una morosidad insoportable hacia la terraza. Yo soy la luna,propone alguien. El lenguaje de los otros es ininteligible para mí.«Cansado después de muchos días sin dormir»... «Una muchacha rubiabajó las escaleras»... «Me llamo Manuel, pero todos me dicen Manu»...«Abrí los brazos»... Tal vez fue la mafia. Tal vez sesuicidaron. Tal vez ha sido un sueño. El viento entre los árboles. ElRío de la Plata. Azul. El infierno que vendrá... Sophie Podolski se suicidó hace variosaños... Ahora tendría dieciocho, como yo. Alabaré estas callecitas y estos instantes. Paraguas de vagabundosabandonados en explanadas al fondo de las cuales se yerguensupermercados blancos. Es verano y los policías beben en la últimamesa del bar. Junto al parlante una muchacha escucha canciones de los'80. Enumerar es alabar, dijo la muchacha (diecisiete, poeta, pelo largo).¿Quién fue el primer ser humano quese asomó a una ventana? Probablemente debería dejarlotodo y rajar, ¿no lo hizo así Sor Juana? A lo lejos oyeron el ruido en sordina de una manifestación que veníapor calle Bolívar desde Plaza de Mayo. Será mejor que nos vayamosantes de que cierren la avenida, dijo el enano. El sargento no parecióescuchar, ensimismado en la contemplación de las ventanas oscuras congente que miraba el espectáculo. Vámonos rápido. ¿Pero adonde? No haycomisarías. Enumerar es alabar, se rió la muchacha. La misma pasión,hasta el infinito. No hay comisarías, no hay hospitales, no hay nada. Al menos no haynada que puedas conseguir con dinero. Soñé con una mujer sin boca, dice el tipo en la cama. No pude reprimiruna sonrisa. Las imágenes son empujadas nuevamente por el embudo.Mirá, le dije, conozco una historia tan triste como ésa. Le dije a mi amiga judía que era muytriste estar horas en un bar escuchando historias de esta clase. No habíanadie que tratara de cambiar de tema. La mierda goteaba de las frasesa la altura de los pechos, de tal manera que no pude seguir sentado yme aproximé a la barra. Historias de policías a la caza del emigrante.Bueno, nada espectacular, por supuesto, gente nerviosa por eldesempleo, etc. Éstas son las historias tristes que puedo contarte.Mirá, le dije, conozco una historia tan triste como ésa. Es unescritor peruano que vive en Quilmes. Se gana la vida trabajando en unacervecería. Nunca pidió nada a la vida, alcanza con tener un cuarto ytiempo libre para leer. Pero un día conoce a una muchacha que vive enotra ciudad y se enamora. Deciden casarse. La muchacha vendrá a vivircon él. Se plantea el primer problema: conseguir una casa losuficientemente grande para los dos. El segundo problema es de dóndesacar dinero para pagar esa casa. Después todo se encadena: un trabajocon ingresos fijos (en las cervecerías se trabaja a comisión, máscuarto, comida y una pequeña paga al mes), legalizar sus papeles,seguridad social, etc. Por lo pronto necesita dinero para ir a laciudad de su prometida. Un amigo le proporciona la posibilidad deescribir artículos para el suplemento cultural de un diarioimportante. Él piensa que con los cuatro primeros puede pagar elmicro de ida y vuelta y tal vez algunos días de alojamiento en unapensión barata. Escribe a su chica anunciando el viaje. Pero no puederedactar ningún artículo. Pasa las tardes sentado a una mesa de laterraza de la cervecería intentando escribir, pero no puede. No lesale nada, como vulgarmente se dice. El tipo reconoce que estáacabado. Sólo escribe breves textos policiales. El viaje se aleja desu futuro, se pierde, y él permanece apático, quieto, trabajando demanera automática entre miles de litros de cerveza Quilmes.Recuerdo que andaba de un lado para otro sin detenerse demasiadotiempo en ningún lugar. A veces tenía el pelo rojo, los ojos eranverdes. La muchacha había presenciadouna violación y el sargento pensó que podía servirle de testigo. Peroen realidad él iba detrás de otra cosa. Puso sus cartas sobre la mesa.Fundido en negro. De un salto estuvo de pie sobre la cama. A través delos vidrios sucios de la ventana se veían las estrellas. Recuerdo queera una noche fría y clara, desde el lugar donde se hallaba el policíase dominaba casi todo el matadero, los establos, el bar que casisiempre estaba cerrado, las habitaciones. Ella se asomó a la ventana ysonrió. Oyó pisadas que subían la escalera.En la pared alguien ha escrito mi único y verdadero amor. Se puso elcigarrillo entre los labios y esperó a que el tiempo se lo encendiera.Era blanca y pecosa y tenía el pelo color caoba. Mientras ella se metía en el cuarto de baño preparó café. La cocinatenía baldosas marrones, con arabescos, y parecía un gimnasio. Abriólas cortinas, en ninguna de las casas de enfrente había luz. Se quitóel vestido de satén y el tipo le encendió otro cigarrillo. Antes deque se bajara las bragas el tipo la puso en cuatro patas sobre lamullida alfombra blanca. Lo sintió buscar algo en el armario. Unarmario empotrado en la pared, de color rojo. Lo observó al revés, pordebajo de las piernas. El tipo le sonrió. Ahora alguien camina por unacalle donde sólo hay coches estacionados al lado de sus respectivasguaridas. En la avenida cuelga como un ahorcado el letrero luminoso delmejor restaurante del barrio, cerrado hace mucho tiempo. Las pisadasse pierden calle abajo, a lo lejos se ven las luces de algunosautomóviles. Ella dijo no. Escucha. Alguien está afuera. El tipo seacercó a la ventana, después regresó desnudo hacia la cama. Era pecosay a veces fingía dormir. La miró con una especie de dulzura desasidadesde el marco de la puerta. Alguien crea silencios para nosotros.Pegó su rostro al de ella hasta hacerle daño y se lo metió de un soloenvión. Tal vez gritó un poco. Desde la calle, sin embargo, no se oyónada. Se quedaron dormidos sin llegar a despegarse. Alguien se aleja.Vemos su espalda, sus pantalones sucios y sus botas con los taconesgastados. Entra en un bar y se acomoda en la barra como si sintieraescozor en todo el cuerpo. Sus movimientos producen una sensación vagae inquietante en el resto de los parroquianos. ¿Esto es San Telmo?,preguntó. El sargento parpadeó con un vigor similaral de Shakespeare. En una foto pequeña, en blanco y negro como todas, puede verse la playa y unpedacito del mar. Bastante borrosa. Sobre la arena hay algo escrito.Puede que sea un nombre, puede que no, tal vez sólo sean las pisadasdel fotógrafo.Es absurdo ver princesas encantadas en todas las minas que pasan.¿Quién te creés que sos, señor poeta? El adolescente flaco silbó conadmiración. Estábamos en la orilla y el cielo era muyazul. En fin, hay un montón de chicasbonitas acostadas en este momento con tecnócratas y ejecutivos. Acinco metros de donde me hallaba saltó una trucha. Apagué elcigarrillo y cerré los ojos. Primer plano de muchacha argentinaleyendo. Es rubia, tiene la nariz larga y es muy petisa. Se llamaMelina. Levanta la vista, mira hacia la cámara, sonríe: calles húmedasdespués de las lluvias de agosto, septiembre, en un San Fernando queya no existe. Camina por una calle de barrio vestida con abrigo blancoy botas. Con el dedo índice aprieta el botón del ascensor. El ascensorbaja, ella abre la puerta, pulsa el número del quinto piso (G) y semira en el espejo. Sólo un instante. Un hombre de treinta años,sentado en un sillón rojo, la mira entrar. El sujeto es morocho y lesonríe. Hablan pero sus palabras no son registradas en la bandasonora. De todas maneras se deben de decir cosas como qué tal te fue,estoy cansada, en la cocina hay tarta de jamón y queso y en elfreezer un pedazo de cheesecake, gracias, gracias, una cerveza en laheladera. Afuera llueve. La habitación es cálida, con muebles yalfombras árabes. Ambos están estirados en la cama. Leves relámpagosblancos, serpientes de plata. Abrazados y quietos, parecen niñosagotados. Aunque no tienen motivos para estarlo. La cámara los toma engran picado. Dame toda la información del mundo. Me quedé en silencio un momento y luego pregunté si él creía realmenteque Manuel Obligado ayudó al jorobadito sólo porque hacía años habíaestado enamorado de una ucraniana llamada Camila y el jorobadito eraruso. Sí, dijo el guitarrista, parece mala literatura para enamorados,pero no encuentro otra explicación, quiero decir que en esa épocaObligado no iba muy sobrado de solidaridad o desesperación, dos buenasrazones para ayudar al ruso. En cambio, de nostalgia...Hamlet y la Vita Nova, en ambas obras hay una respiración juvenil. Lainocencia, dijo el inglés, léase inmadurez. En Shakespeare están todaslas historias. En la pantalla sólo hay risas, risas silenciosas quesorprenden al espectador como si estuviera escuchando su propiaagonía. «Escribo en la pileta del camping, enCataluña, en octubre, cada vez hay menos personas y más moscas; amediados de mes no quedará nadie y los servicios de limpiezadesaparecerán; las moscas serán las dueñas de esto hasta finales demes o algo así. Extraño a San Telmo.»Huir juntos se transformó hace mucho en vivirjuntos y así la fidelidad del gesto quedó suspendida; el brillo depasado inmediato.Alguien parpadea un dormitorio azul. Ahora tiene dieciochoaños y sube al bondi. Fuma la última tuca, lleva el pelo corto, jeans,remera de la Velvet Underground, saco, borseguíes, parece haber tomadococaína. Está sentado del lado de la ventana; junto a él un obrero queregresa de Caballito. Se suben a un tren en la estación de Atocha, eljóven mira hacia atrás, la neblina cubre hasta las rodillas a uninspector de ferrocarriles. Fuma la anteúltima tuca, tose, pega lafrente contra la ventanilla del bondi. Ahora camina por una ciudaddesconocida, Cataluña, en la mano carga un bolso azul, tiene levantadoel cuello de una campera negra, hace frío, cada vez que respira expeleuna bocanada de humo, parece haber tomado cocaína. El mismo obrero quevio en Caballito, Buenos Aires, duerme con la cabeza apoyada sobre suhombro. Enciende una tuca y le quedan dos, mira la llanura de laspampas en una ciudad de campo llamada 9 de Julio, cierra los ojos. Lasiguiente escena es amarilla y fría y en la banda sonora revoloteanalgunos pájaros. (Como chiste privado, él dice: soy una jaula; luegocompra cocaína a una peruana en el Abasto y se aleja de la cámara.)Está sentado en una estación de trenes en España al atardecer, llenaun crucigrama, lee las noticias internacionales, sigue el vuelo de unavión, se humedece los labios con la lengua. Alguien tose en laoscuridad, una mañana clara y fría desde la ventana de un hotel; éltose, su pierna derecha tiembla. Sale a la calle, levanta el cuello desu campera de gamuza, sube el cierre. Compra una una bolsa de cocaínade $20 a una peruana en el Abasto, arma una línea sobre un libro(llamado Amberes), se detiene en la vereda junto a la vidriera de unajoyería, enciende una tuca y le quedan varias. Lleva el pelo corto.Camina con las manos metidas en los bolsillos del saco, se quema losdedos con la tuca. La escena es un primer plano del jóven argentinocon la frente apoyada en la ventanilla. El resto son pasillosminúsculos que en raras ocasiones llevan a alguna parte. El vidrioestá empañado. Ahora tiene dieciocho años y baja del bondi en PlazaItalia. Canta una canción de Nick Drake en silencio. Avanza por unacalle solitaria hasta su departamento solitario.La desconocida se abrió de piernas debajo de las sábanas. Un policíapuede mirar como quiera, todos los riesgos de la mirada ya han sidotraspuestos por él. Así que elcana apagó la luz y se bajó la bragueta. La muchacha cerró los ojoscuando él la puso bocabajo. Sintió la presión de sus pantalones contralas nalgas y el frío metálico de la hebilla del cinturón. «Hubo unavez una palabra»... (Toses)... «Una palabra para designar todoesto»... «Ahora sólo puedo decir: no temas»... Imágenes empujadas porel embudo. Sus dedos se hundieron entre los glúteos y ella no dijonada, ni siquiera un suspiro. El tipo estaba de lado, pero ella siguiócon la cabeza hundida entre las sábanas. Los dedos índice y medioentraron en su culo, relajó el esfínter y abrió la boca sin articularsonido. (Soñé un pasillo repleto de gente sin boca, dijo él, y elviejo le contestó: no temas.) Metió los dedos hasta el fondo, la chicagimió y alzó el culo, sintió que sus yemas palpaban algo queinstantáneamente nombró con la palabra estalagmita. Después pensó quepodía ser mierda, sin embargo el color del cuerpo que tocaba siguiófulgurando en verde y blanco, como la primera impresión. La muchachagimió roncamente. Pensó en la frase «la desconocida se perdió en elmetro» y sacó los dedos hasta la primera articulación. Luego losvolvió a hundir y con la mano libre tocó la frente de la muchacha.Sacó y metió los dedos. Apretó las sienes de la muchacha mientraspensaba que los dedos entraban y salían sin ningún adorno, sin ningunafigura literaria que les diera otra dimensión distinta que un par dededos gruesos incrustados en el culo de una desconocida. Las palabrasse detuvieron en el centro de una estación de metro. No había nadie.El policía parpadeó. Supongo que el riesgo de la mirada era algosuperado por el ejercicio de su profesión. La muchacha sudabaprofusamente y movía las piernas con sumo cuidado. Tenía el culomojado y a veces temblaba. Más tarde se acercó a mirar por la ventanay se pasó la lengua por los dientes. (Muchas palabras dientes sedeslizaron por el cristal. El viejo tosió después de decir no temas.)El pelo de ella estaba desparramado sobre la almohada. Se subióencima, dio la impresión de decirle algo al oído antes de ensartarla.Supimos que lo había hecho por el grito de la desconocida. Lasimágenes viajan en cámara lenta. Poné agua a calentar. El escritor, creo que era inglés, le confesó aljorobadito cuánto le costaba escribir. Sólo me salen frases sueltas,le dijo, tal vez porque la realidad me parece un enjambre de frasessueltas. Algo así debe de ser el desamparo, dijo el jorobadito. «Dale,llévenselo»...Camino por el parque, es otoño, parece que hay un tipo muerto. Hastaayer pensaba que mi vida podía ser diferente, estaba enamorado, etc.Solía caminar por el casco antiguo de San Telmo. Usaba una gabardinalarga y vieja, olía a tabaco negro y casi siempre llegaba con algunosminutos de anticipación a los escenarios más insólitos. Quiero decirque la pantalla se abría a la palabra insólito para que él apareciera.«Me gustaría hablar con usted con más calma», decía. Paseo Colón. Unobrero camina por la vereda, las manos en los bolsillos, masticando uncigarrillo con movimientos regulares. Chalets vacíos, cerradas lascontraventanas de madera. «Sáquese la ropa lentamente, no voy amirar.» La pantalla se abre como molusco. Recuerdo haber leído hacetiempo las declaraciones de un escritor inglés que decía cuántotrabajo le costaba mantener un tiempo verbal coherente. Ahora lo estoytranspirando yo. Utilizaba el verbo sufrir para dar una idea de susesfuerzos. Ahora soy yo el que sufre. Debajo de la gabardina no haynada, tal vez un ligero aire de jorobadito inmovilizado en lacontemplación de la judía, pisos arruinados de la calle Perú (el flacoRoberto Bolaño avanza a tropezones por el pasillo oscuro), héroes deinviernos que van quedando atrás. «Pero usted escribe, Montserrat, yresistirá estos días.» Se sacó la gabardina, la sujetó de los hombrosy luego la abofeteó. El vestido de ella cayó en cámara lenta sobre suabrigo de piel. En frío se puso a cuatro patas y le ofreció la grupa.Lo vi todo desde la otra habitación a través del orificio que alguienhabía taladrado para tal fin. Restregó su verga fláccida sobre susnalgas. Descuidadamente miró a un lado: la lluvia resbalaba por laventana. La pantalla ofrece la palabra «nervio». Luego «arboleda».Luego «solitaria». Luego la puerta se cierra.Tenía dieciocho años y estaba metida en el negocio de las drogas. Enaquel tiempo solía verla seguido y si ahora tuviera que hacer unidentikit de ella creo que no podría. Seguramente tenía nariz aguileñay durante algunos meses fue pelirroja; seguramente alguna vez la oíreírse detrás de los ventanales de un restaurante mientras yo esperabael bondi o simplemente caminaba bajo la lluvia. Tenía dieciocho años yuna vez cada quince días se metía en la cama con un policía ocupado dela investigación de tráfico de estupefacientes. En los sueños ellaaparece vestida con vaqueros y suéter negro y las pocas veces que seda vuelta a mirarme se ríe tontamente. El cana la ponía en cuatro patas yse agachaba junto al enchufe. El vibrador ya no tenía pilas y él selas ingenió para hacerlo funcionar con electricidad. El sol se filtrapor el verde de las cortinas, ella duerme con las medias hasta lostobillos, bocabajo, el pelo le cubre el rostro. En la siguiente escenala veo en el baño, asomada al espejo, luego exclama buenos días ysonríe. Era una muchacha dulce y que no evitaba ciertos compromisos:quiero decir que en ocasiones podía levantarte el ánimo o prestartealgo de dinero. El cana tenía una verga enorme, por lo menos ochocentímetros más larga que el consolador, y se la metía raras veces.Supongo que de esa manera era más feliz. Miraba con ojos acuosos supija erecta. Ella lo contemplaba desde la cama... Fumaba cigarrillosrubios y posiblemente alguna vez pensó que los muebles del dormitorioy hasta su amante eran cosas huecas a las que debía dotar desentido... Escena teñida de morado: aún sin bajarse las medias hastalos tobillos, relata lo que le ha pasado durante el día... El policía se aleja por una avenida sombreada de álamos. Sus ojos eranfríos, a veces aparece en mis pesadillas sentada en la sala de esperade una estación de micros. La soledad es una vertiente del egoísmonatural del ser humano. La persona amada un buen día te dirá que no teama y no entenderás nada. Eso me pasó a mí. Hubiera querido que meexplicara qué debía hacer para soportar su ausencia. No dijo nada.Sólo sobreviven los inventores. Cuando era chiquito soñaba con ser inventor.En mi sueño un vagabundo viejo y flacoaborda al policía para pedirle fuego. Al meter la mano en el bolsillopara sacar el encendedor el vagabundo le ensartó una navaja. El canacayó sin emitir ruido. (Estoy sentado en mi habitación de Palermo,inmóvil, solo muevo el brazo para escribir y llevarme el vaso a la boca.)Ahora le toca a ella perderse. Se suceden rostros de adolescentes enel espejo retrovisor de un automóvil. Un tic nervioso. Fisura, mitadsaliva, mitad café, en el labio inferior. La pelirroja se alejaarrastrando su moto por una avenida arbolada... «Asquerosamenteinmóvil»... «Le dice a la niebla: todo está bien, me quedo contigo»...Aquella Natalia ahora pesa 28 kilos. Está en el hospital y parece quese apaga. «Destruí tus frases libres.» No entendí hasta mucho despuésa qué se refería. Pusieron en duda mi honestidad, mi eficiencia,dijeron que dormía cuando me tocaba guardia. En realidad ellos estabanenjuiciando a otra persona y yo llegué casualmente en el momento menosindicado. La chica pesa ahora 28 kilos y es difícil que salga delhospital con vida. (Alguien aplaude. El pasillo está lleno de genteque abre la boca sin emitir sonido alguno.) ¿Una muchacha que yoconocí? No recuerdo a nadie con ese rostro ni con ese nombre, dije,posiblemente la conozca de internet y no haya pasado de chatear conella. En la pantalla de la computadora se proyecta una calle, unmuchacho borracho se dispone a cruzarla, aparece un autobús. ¿Elhombre dijo Natalia Hernández? Sólo me acuerdo de una muchacha flaca, de piernaslargas y pecosas, desnudándose al pie de la cama. La escenaahora transcurre en un callejón mal iluminado: una mujer de cuarentaaños fuma un cigarrillo apoyada en el quicio de una ventana en elcuarto piso. Escritura sin disciplina. Eran como cuarenta tipos, todos con sueldos de hambre. Cada mañana elgallego se reía estrepitosamente después de leer el diario. Lunacreciente en agosto. En septiembre estaré solo. En octubre y noviembreesperaré las moras.La única regla que existe es una niña pelirroja observándonos al finalde la reja. Mario lo entendió igual que yo, sólo que con pasionesdistintas. Los canas están cansados, hay escasez de gasolina y milesde jóvenes desempleados dando vueltas por Barcelona. (Mario está enParís, me dicen que tocando el saxo afuera del Pompidou y ya sincompañera.) Manos en proceso de fragmentación geométrica: escrituraque se sustrae así como se sustrae el amor, la amistad, los patiosrecurrentes de las pesadillas... Por momentos tengo la impresión deque todo esto es «interior»... Tal vez por esa razón vivo solo ydurante tres años no hice nada... (El tipo rara vez se lavaba, nonecesitaba escribir a computadora, le bastaba sentarse en un sillóndesvencijado para que las cosas huyeran por iniciativa propia)... ¿Unatardecer sorpresivo para el jorobadito? ¿Facciones de policía a menosde cinco centímetros de su rostro? ¿La lluvia realmente limpió losvidrios de la ventana?Pasa la sombra de una nube, una araña se detiene junto a su uña, expele el humo. «Larealidad apesta.» Supongo que todas las películas que he visto no meservirán de nada cuando me muera. Error. Te servirán, creeme. Seguíyendo al cine. Creo que el tipo dijo mierda o mamá, no sé...El tipoentró en el bar y tomó una cerveza. Pagó con dinero francés y metióel cambio en el bolsillo sin contarlo. Hablaba perfectamente español.Tenía una cámara de fotos que ahora está en los almacenes de lapolicía. Nadie lo vio jamás tomar una foto. Paseaba por la playa alatardecer. Cojieron, o como dice mi amigo, pim pam pum hasta el infinito.Majul puto.Imaginate la situación: la desconocida se oculta en el descanso de laescalera. Es un edificio viejo, mal iluminado y con ascensor derejilla. Rubias gordas, jóvenes andaluzas seguras de gustar y entreellas la muchacha desconocida, su boca de guillotina, paseando por elpasado y el futuro como un rostro cinematográfico. Imaginé mi cuerpoabandonado en el campo, a pocos metros de las primeras casas delpueblo. Curiosos y niños. No es el Paraíso, pero se le parece. Lamuchacha baja las escaleras lentamente. Recuerdo una noche en la estación ferroviaria de Mérida. Mi amigadormía dentro de la bolsa y yo velaba con un cuchillo en el bolsillo dela chaqueta, sin ganas de leer. Bueno... Aparecieron frases, quierodecir, en ningún momento cerré los ojos ni me puse a pensar, sino quelas frases literalmente aparecieron, como anuncios luminosos en mediode la sala de espera vacía. En el otro lado, en el suelo, dormía unvagabundo, y junto a mí dormía mi amiga Belén y yo era el únicodespierto en toda la silenciosa y asquerosa estación de Mérida. Miamiga respiraba tranquila bajo la bolsa de dormir roja y eso metranquilizaba. El vagabundo a veces roncaba, a veces hablaba ensueños, hacía días que no se afeitaba y usaba su chaqueta de almohada.Con la mano izquierda se cubría el pecho. Las frases aparecieron comonoticias en un marcador electrónico. Letras blancas, no muybrillantes, en medio de la sala de espera. Los zapatos del vagabundoestaban puestos a la altura de su cabeza. Una de las medias teníala punta completamente agujereada. A veces mi amiga se movía. Lapuerta que daba a la calle era amarilla y la pintura presentaba enalgunos lugares un aspecto desolador. Quiero decir muy tenue y almismo tiempo completamente desolador. Pensé que el vagabundo podía serun tipo violento. Frases. Agarré el cuchillo sin llegar a sacarlo delbolsillo y esperé la siguiente frase. A lo lejos escuché el silbato deun tren y el sonido del reloj de la estación. Estoy salvado, pensé,íbamos camino a Portugal y eso sucedió hace tiempo. Mi amiga respiró.El vagabundo me ofreció un poco de coñac de una botella. Hablamos unosminutos y luego nos callamos hasta que llegó el amanecer.Lo que vendrá. El viento entre los árboles. Todo es proyección de unpibe solo y desamparado.El viento y la lluvia entre los árboles, como unacortina de locos. Similar a un fantasma en una playa desierta: elviento mueve, levanta el pijama, lo aleja por la arena hasta hacerlodesaparecer en medio de un ataque de asma o de un largo bostezo. «Comoun cohete abierto en canal»... «El modo poético de decir que ya noamás los callejones iluminados por patrullas de policia»... «La melódicavoz del sargento hablando con acento gallego»... «Chicos de tu edadque se conformarían con tan poco»... «Es una pena»... «Existe unaespecie de danza que se transforma en labios»... «Los labios modulanfrases silenciosas»... Pozos de agua clara en el camino. Viste a untipo tirado entre los árboles y seguiste corriendo. Las primeras morasEn el vagón una muchacha solitaria. Mira por la ventanilla. Afueratodo se desdobla: campos arados, bosques, casas blancas, pueblos,suburbios, basureros, fábricas, perros y niños que levantan la mano ydicen chau. Apareció Lola Muriel. Agosto 2003. Sueño rostros queabren la boca y no pueden hablar. Lo intentan pero no pueden. Sus ojosazules me miran pero no pueden. Después camino por el pasillo de unapensión en Monserrat. Despierto transpirando. Lola tiene los ojosazules y lee los cuentos de Poe junto a la pileta, mientras las otraschicas hablan de pirámides y de selvas. Sueño que veo llover enbarrios que reconozco pero en los cuales no he estado jamás. Caminopor una galería solitaria. Nunca estuve en Buenos Aires, pienso. Veorostros que abren la boca y no pueden hablar y cierran los ojos.Despierto transpirando. ¿Agosto 2003? ¿Una andaluza de dieciocho años?¿El vigilante nocturno, loco de amor?El silencio ronda en los patios sin dejar papeles escritos, aquelloque después llamaremos obra. El silencio lee cartas sentado en unbalcón. Pájaros como ronquera, como mujer de voz grave. Ya no pidotoda la soledad del amor ni la paz del amor ni los espejos. Elsilencio esplende en los pasillos vacíos, en las radios que ya nadieescucha. El silencio es el amor así como tu voz ronca es un pájaro. Yno existe obra que justifique la lentitud de movimientos y losobstáculos. No existe obra que justifique el aburrimiento. Repliegue de alas. Todo es repliegue de alas ysilencio, así en la muchacha gorda que no se atreve a meterse en lapileta como en el jorobadito. La mano de ella apagó la radio... «Hasta dentro de un tiempo, nunca más solo»...Dijo que amaba los días movidos. Miré el cielo. «Días movidos», ademásde insectos y nubes que descendían hasta los matorrales.La boca se abrió pero elautor no pudo escuchar nada. Pensó en el silencio y después pensó «noexiste», «caballos», «luna menguante de agosto». Alguien aplaudiódesde el vacío. Dije que suponía que eso era la felicidad.Las grandes estupideces. Muchacha desconocida que retorna a la escenadel camping desierto. Bar desierto, recepción desierta, parcelasdesiertas. Este es tu pueblo fantasma del Oeste. Dijo: finalmente nosdestrozarán a todos. (¿Hasta a las muchachas bonitas? No, por favor, a ustedes no) Me reí de sudesamparo. El doble lleno de aprensión hacia sí mismo porque no podíaevitar enamorarse una vez por día por lo menos. Después una sucesión deinodoros portátiles, reediciones baratas, muchachos vomitando mientrasen la terraza silenciosa baila una niña subnormal. Toda escrituraextremada en el límite esconde una máscara blanca. Eso es todo.Siempre hay una jodida máscara. El resto: pobre Manu, escribiendo soloen una estación de tren. Querida Meli, hubo una vez que hablé con vos por teléfono más de unahora sin darme cuenta de que habías colgado. Fue desde un teléfonopúblico de la calle Bolívar, en la esquina del Rufián Melancólico.Ahora estoy en un bar de la costa catalana, me duele la garganta ytengo poca plata. La italiana dijo que regresaba a Milán a trabajar,aunque se cansara. No sé si citaba a Pavese o realmente no tenía ganasde volver. Creo que le voy a pedir al enfermero del camping algúnantibiótico. La escena se disgrega geométricamente. Aparece una playasolitaria a las ocho de la noche, altos cirros anaranjados; a lo lejoscaminan, en dirección contraria al que observa, un grupo de cincopersonas en fila india. El viento levanta una cortina de arena y loscubre. San Telmo con vos era mejor que todo esto. Te amo, siempre tevoy a amar.No puedes regresar. Este mundo de policías y ladrones y extranjerossin papeles en regla es demasiado fuerte para ti. La palabra fuertesignifica que es cómodo, un mundo liviano, sin entropía, un mundo queconoces y del que no puedes desprenderte. Como un tatuaje. Muchas cosasson como un tatuaje, parecen eternas asi que en mi cabeza lo son.Existe una enfermedad secreta que se llama Melina y aparece por las noches.Así es como es, dijo, una ligera sensación de fracaso se va acentuandoy el cuerpo se acostumbra a eso. No podés evitar el vacío de la mismamanera que no podés evitar cruzar calles si vivís en la ciudad, conel agravante de que a veces la calle es interminablemente ancha, losedificios parecen bodegas de películas de gángsters y algunos tiposescogen las peores horas para pensar en sus madres. «Gángsters»corresponde a «madres».
De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, sólo deseo recuperarla disponibilidad cotidiana de mi escritura, líneas capaces de agarrarmedel pelo y levantarme cuando mi cuerpo ya no quiera aguantar más.(Significativo, dijo el extranjero.) A lo humano y a lo divino. Comoesos versos de Leopardi que Li Po recitaría en un puente nórdico paraarmarse de coraje, así sea mi escritura.
Volvíamos y pasamos por el teatro de ahí al lado, había algunos chicos que se nota que trabajan ahí, y dos chicas cantando (se nota que actúan en musicales), y me enamoré como dos veces.
Seguimos, mi amigo y yo por Corrientes, y me crucé a un conocido. Mi conocido vive en Liniers, es un puto pobre, creció en una industria en la que vive con otras 5 familias y la mayoría son obreros metalúrgicos, aunque él hace cosas de contaduría ("qué voy a ser obrero yo, mirá éstas manitos de puto triste"). Lo conozco porque siempre está con una chica travesti en la esquina de mi casa, en la plaza de uriburu y córdoba, y cuando estoy aburrido bajo y tomo cervezas con ellos. Mi amigo es un puto rico, de la alta sociedad (es El puto que hay en todas las familias de bien), vive en un departamento enorme en Plaza San Martín, a dos cuadras de el de mi abuelo. Insólitamente, mi amigo puto rico y mi conocido puto pobre se gustaron, asi que me preguntaron si podían ir a mi depto. Naturalmente, les dije que no. No será su sangre ni su semen ni el sudor el olor que huela cuando sueñe. Asi que están en un telo y yo estoy haciendo tiempo.
La vida concluye en el momento en que se la fotografía. Es casi un símbolo de Hollywood. Tara no tenía habitaciones en su interior. Era sólo una fachada. DAVID O. SELZNICK. El muchacho se acerca a la casa. Vereda de alerces. La Fronda. Collarde lágrimas. El amor es una mezcla de sentimentalismo y sexo(Burroughs).
Se pasean los fantasmas de Plaza Congreso por las escaleras de lapensión donde vivo transitoriamente. Tapado hasta las cejas, inmóvilen la cama, transpirando y repitiendo mentalmente palabras que noquieren decir nada los oigo revolverse, encender y apagar las luces,subir con una morosidad insoportable hacia la terraza. Yo soy la luna,propone alguien. El lenguaje de los otros es ininteligible para mí.«Cansado después de muchos días sin dormir»... «Una muchacha rubiabajó las escaleras»... «Me llamo Manuel, pero todos me dicen Manu»...«Abrí los brazos»... Tal vez fue la mafia. Tal vez sesuicidaron. Tal vez ha sido un sueño. El viento entre los árboles. ElRío de la Plata. Azul. El infierno que vendrá... Sophie Podolski se suicidó hace variosaños... Ahora tendría dieciocho, como yo. Alabaré estas callecitas y estos instantes. Paraguas de vagabundosabandonados en explanadas al fondo de las cuales se yerguensupermercados blancos. Es verano y los policías beben en la últimamesa del bar. Junto al parlante una muchacha escucha canciones de los'80. Enumerar es alabar, dijo la muchacha (diecisiete, poeta, pelo largo).¿Quién fue el primer ser humano quese asomó a una ventana? Probablemente debería dejarlotodo y rajar, ¿no lo hizo así Sor Juana? A lo lejos oyeron el ruido en sordina de una manifestación que veníapor calle Bolívar desde Plaza de Mayo. Será mejor que nos vayamosantes de que cierren la avenida, dijo el enano. El sargento no parecióescuchar, ensimismado en la contemplación de las ventanas oscuras congente que miraba el espectáculo. Vámonos rápido. ¿Pero adonde? No haycomisarías. Enumerar es alabar, se rió la muchacha. La misma pasión,hasta el infinito. No hay comisarías, no hay hospitales, no hay nada. Al menos no haynada que puedas conseguir con dinero. Soñé con una mujer sin boca, dice el tipo en la cama. No pude reprimiruna sonrisa. Las imágenes son empujadas nuevamente por el embudo.Mirá, le dije, conozco una historia tan triste como ésa. Le dije a mi amiga judía que era muytriste estar horas en un bar escuchando historias de esta clase. No habíanadie que tratara de cambiar de tema. La mierda goteaba de las frasesa la altura de los pechos, de tal manera que no pude seguir sentado yme aproximé a la barra. Historias de policías a la caza del emigrante.Bueno, nada espectacular, por supuesto, gente nerviosa por eldesempleo, etc. Éstas son las historias tristes que puedo contarte.Mirá, le dije, conozco una historia tan triste como ésa. Es unescritor peruano que vive en Quilmes. Se gana la vida trabajando en unacervecería. Nunca pidió nada a la vida, alcanza con tener un cuarto ytiempo libre para leer. Pero un día conoce a una muchacha que vive enotra ciudad y se enamora. Deciden casarse. La muchacha vendrá a vivircon él. Se plantea el primer problema: conseguir una casa losuficientemente grande para los dos. El segundo problema es de dóndesacar dinero para pagar esa casa. Después todo se encadena: un trabajocon ingresos fijos (en las cervecerías se trabaja a comisión, máscuarto, comida y una pequeña paga al mes), legalizar sus papeles,seguridad social, etc. Por lo pronto necesita dinero para ir a laciudad de su prometida. Un amigo le proporciona la posibilidad deescribir artículos para el suplemento cultural de un diarioimportante. Él piensa que con los cuatro primeros puede pagar elmicro de ida y vuelta y tal vez algunos días de alojamiento en unapensión barata. Escribe a su chica anunciando el viaje. Pero no puederedactar ningún artículo. Pasa las tardes sentado a una mesa de laterraza de la cervecería intentando escribir, pero no puede. No lesale nada, como vulgarmente se dice. El tipo reconoce que estáacabado. Sólo escribe breves textos policiales. El viaje se aleja desu futuro, se pierde, y él permanece apático, quieto, trabajando demanera automática entre miles de litros de cerveza Quilmes.Recuerdo que andaba de un lado para otro sin detenerse demasiadotiempo en ningún lugar. A veces tenía el pelo rojo, los ojos eranverdes. La muchacha había presenciadouna violación y el sargento pensó que podía servirle de testigo. Peroen realidad él iba detrás de otra cosa. Puso sus cartas sobre la mesa.Fundido en negro. De un salto estuvo de pie sobre la cama. A través delos vidrios sucios de la ventana se veían las estrellas. Recuerdo queera una noche fría y clara, desde el lugar donde se hallaba el policíase dominaba casi todo el matadero, los establos, el bar que casisiempre estaba cerrado, las habitaciones. Ella se asomó a la ventana ysonrió. Oyó pisadas que subían la escalera.En la pared alguien ha escrito mi único y verdadero amor. Se puso elcigarrillo entre los labios y esperó a que el tiempo se lo encendiera.Era blanca y pecosa y tenía el pelo color caoba. Mientras ella se metía en el cuarto de baño preparó café. La cocinatenía baldosas marrones, con arabescos, y parecía un gimnasio. Abriólas cortinas, en ninguna de las casas de enfrente había luz. Se quitóel vestido de satén y el tipo le encendió otro cigarrillo. Antes deque se bajara las bragas el tipo la puso en cuatro patas sobre lamullida alfombra blanca. Lo sintió buscar algo en el armario. Unarmario empotrado en la pared, de color rojo. Lo observó al revés, pordebajo de las piernas. El tipo le sonrió. Ahora alguien camina por unacalle donde sólo hay coches estacionados al lado de sus respectivasguaridas. En la avenida cuelga como un ahorcado el letrero luminoso delmejor restaurante del barrio, cerrado hace mucho tiempo. Las pisadasse pierden calle abajo, a lo lejos se ven las luces de algunosautomóviles. Ella dijo no. Escucha. Alguien está afuera. El tipo seacercó a la ventana, después regresó desnudo hacia la cama. Era pecosay a veces fingía dormir. La miró con una especie de dulzura desasidadesde el marco de la puerta. Alguien crea silencios para nosotros.Pegó su rostro al de ella hasta hacerle daño y se lo metió de un soloenvión. Tal vez gritó un poco. Desde la calle, sin embargo, no se oyónada. Se quedaron dormidos sin llegar a despegarse. Alguien se aleja.Vemos su espalda, sus pantalones sucios y sus botas con los taconesgastados. Entra en un bar y se acomoda en la barra como si sintieraescozor en todo el cuerpo. Sus movimientos producen una sensación vagae inquietante en el resto de los parroquianos. ¿Esto es San Telmo?,preguntó. El sargento parpadeó con un vigor similaral de Shakespeare. En una foto pequeña, en blanco y negro como todas, puede verse la playa y unpedacito del mar. Bastante borrosa. Sobre la arena hay algo escrito.Puede que sea un nombre, puede que no, tal vez sólo sean las pisadasdel fotógrafo.Es absurdo ver princesas encantadas en todas las minas que pasan.¿Quién te creés que sos, señor poeta? El adolescente flaco silbó conadmiración. Estábamos en la orilla y el cielo era muyazul. En fin, hay un montón de chicasbonitas acostadas en este momento con tecnócratas y ejecutivos. Acinco metros de donde me hallaba saltó una trucha. Apagué elcigarrillo y cerré los ojos. Primer plano de muchacha argentinaleyendo. Es rubia, tiene la nariz larga y es muy petisa. Se llamaMelina. Levanta la vista, mira hacia la cámara, sonríe: calles húmedasdespués de las lluvias de agosto, septiembre, en un San Fernando queya no existe. Camina por una calle de barrio vestida con abrigo blancoy botas. Con el dedo índice aprieta el botón del ascensor. El ascensorbaja, ella abre la puerta, pulsa el número del quinto piso (G) y semira en el espejo. Sólo un instante. Un hombre de treinta años,sentado en un sillón rojo, la mira entrar. El sujeto es morocho y lesonríe. Hablan pero sus palabras no son registradas en la bandasonora. De todas maneras se deben de decir cosas como qué tal te fue,estoy cansada, en la cocina hay tarta de jamón y queso y en elfreezer un pedazo de cheesecake, gracias, gracias, una cerveza en laheladera. Afuera llueve. La habitación es cálida, con muebles yalfombras árabes. Ambos están estirados en la cama. Leves relámpagosblancos, serpientes de plata. Abrazados y quietos, parecen niñosagotados. Aunque no tienen motivos para estarlo. La cámara los toma engran picado. Dame toda la información del mundo. Me quedé en silencio un momento y luego pregunté si él creía realmenteque Manuel Obligado ayudó al jorobadito sólo porque hacía años habíaestado enamorado de una ucraniana llamada Camila y el jorobadito eraruso. Sí, dijo el guitarrista, parece mala literatura para enamorados,pero no encuentro otra explicación, quiero decir que en esa épocaObligado no iba muy sobrado de solidaridad o desesperación, dos buenasrazones para ayudar al ruso. En cambio, de nostalgia...Hamlet y la Vita Nova, en ambas obras hay una respiración juvenil. Lainocencia, dijo el inglés, léase inmadurez. En Shakespeare están todaslas historias. En la pantalla sólo hay risas, risas silenciosas quesorprenden al espectador como si estuviera escuchando su propiaagonía. «Escribo en la pileta del camping, enCataluña, en octubre, cada vez hay menos personas y más moscas; amediados de mes no quedará nadie y los servicios de limpiezadesaparecerán; las moscas serán las dueñas de esto hasta finales demes o algo así. Extraño a San Telmo.»Huir juntos se transformó hace mucho en vivirjuntos y así la fidelidad del gesto quedó suspendida; el brillo depasado inmediato.Alguien parpadea un dormitorio azul. Ahora tiene dieciochoaños y sube al bondi. Fuma la última tuca, lleva el pelo corto, jeans,remera de la Velvet Underground, saco, borseguíes, parece haber tomadococaína. Está sentado del lado de la ventana; junto a él un obrero queregresa de Caballito. Se suben a un tren en la estación de Atocha, eljóven mira hacia atrás, la neblina cubre hasta las rodillas a uninspector de ferrocarriles. Fuma la anteúltima tuca, tose, pega lafrente contra la ventanilla del bondi. Ahora camina por una ciudaddesconocida, Cataluña, en la mano carga un bolso azul, tiene levantadoel cuello de una campera negra, hace frío, cada vez que respira expeleuna bocanada de humo, parece haber tomado cocaína. El mismo obrero quevio en Caballito, Buenos Aires, duerme con la cabeza apoyada sobre suhombro. Enciende una tuca y le quedan dos, mira la llanura de laspampas en una ciudad de campo llamada 9 de Julio, cierra los ojos. Lasiguiente escena es amarilla y fría y en la banda sonora revoloteanalgunos pájaros. (Como chiste privado, él dice: soy una jaula; luegocompra cocaína a una peruana en el Abasto y se aleja de la cámara.)Está sentado en una estación de trenes en España al atardecer, llenaun crucigrama, lee las noticias internacionales, sigue el vuelo de unavión, se humedece los labios con la lengua. Alguien tose en laoscuridad, una mañana clara y fría desde la ventana de un hotel; éltose, su pierna derecha tiembla. Sale a la calle, levanta el cuello desu campera de gamuza, sube el cierre. Compra una una bolsa de cocaínade $20 a una peruana en el Abasto, arma una línea sobre un libro(llamado Amberes), se detiene en la vereda junto a la vidriera de unajoyería, enciende una tuca y le quedan varias. Lleva el pelo corto.Camina con las manos metidas en los bolsillos del saco, se quema losdedos con la tuca. La escena es un primer plano del jóven argentinocon la frente apoyada en la ventanilla. El resto son pasillosminúsculos que en raras ocasiones llevan a alguna parte. El vidrioestá empañado. Ahora tiene dieciocho años y baja del bondi en PlazaItalia. Canta una canción de Nick Drake en silencio. Avanza por unacalle solitaria hasta su departamento solitario.La desconocida se abrió de piernas debajo de las sábanas. Un policíapuede mirar como quiera, todos los riesgos de la mirada ya han sidotraspuestos por él. Así que elcana apagó la luz y se bajó la bragueta. La muchacha cerró los ojoscuando él la puso bocabajo. Sintió la presión de sus pantalones contralas nalgas y el frío metálico de la hebilla del cinturón. «Hubo unavez una palabra»... (Toses)... «Una palabra para designar todoesto»... «Ahora sólo puedo decir: no temas»... Imágenes empujadas porel embudo. Sus dedos se hundieron entre los glúteos y ella no dijonada, ni siquiera un suspiro. El tipo estaba de lado, pero ella siguiócon la cabeza hundida entre las sábanas. Los dedos índice y medioentraron en su culo, relajó el esfínter y abrió la boca sin articularsonido. (Soñé un pasillo repleto de gente sin boca, dijo él, y elviejo le contestó: no temas.) Metió los dedos hasta el fondo, la chicagimió y alzó el culo, sintió que sus yemas palpaban algo queinstantáneamente nombró con la palabra estalagmita. Después pensó quepodía ser mierda, sin embargo el color del cuerpo que tocaba siguiófulgurando en verde y blanco, como la primera impresión. La muchachagimió roncamente. Pensó en la frase «la desconocida se perdió en elmetro» y sacó los dedos hasta la primera articulación. Luego losvolvió a hundir y con la mano libre tocó la frente de la muchacha.Sacó y metió los dedos. Apretó las sienes de la muchacha mientraspensaba que los dedos entraban y salían sin ningún adorno, sin ningunafigura literaria que les diera otra dimensión distinta que un par dededos gruesos incrustados en el culo de una desconocida. Las palabrasse detuvieron en el centro de una estación de metro. No había nadie.El policía parpadeó. Supongo que el riesgo de la mirada era algosuperado por el ejercicio de su profesión. La muchacha sudabaprofusamente y movía las piernas con sumo cuidado. Tenía el culomojado y a veces temblaba. Más tarde se acercó a mirar por la ventanay se pasó la lengua por los dientes. (Muchas palabras dientes sedeslizaron por el cristal. El viejo tosió después de decir no temas.)El pelo de ella estaba desparramado sobre la almohada. Se subióencima, dio la impresión de decirle algo al oído antes de ensartarla.Supimos que lo había hecho por el grito de la desconocida. Lasimágenes viajan en cámara lenta. Poné agua a calentar. El escritor, creo que era inglés, le confesó aljorobadito cuánto le costaba escribir. Sólo me salen frases sueltas,le dijo, tal vez porque la realidad me parece un enjambre de frasessueltas. Algo así debe de ser el desamparo, dijo el jorobadito. «Dale,llévenselo»...Camino por el parque, es otoño, parece que hay un tipo muerto. Hastaayer pensaba que mi vida podía ser diferente, estaba enamorado, etc.Solía caminar por el casco antiguo de San Telmo. Usaba una gabardinalarga y vieja, olía a tabaco negro y casi siempre llegaba con algunosminutos de anticipación a los escenarios más insólitos. Quiero decirque la pantalla se abría a la palabra insólito para que él apareciera.«Me gustaría hablar con usted con más calma», decía. Paseo Colón. Unobrero camina por la vereda, las manos en los bolsillos, masticando uncigarrillo con movimientos regulares. Chalets vacíos, cerradas lascontraventanas de madera. «Sáquese la ropa lentamente, no voy amirar.» La pantalla se abre como molusco. Recuerdo haber leído hacetiempo las declaraciones de un escritor inglés que decía cuántotrabajo le costaba mantener un tiempo verbal coherente. Ahora lo estoytranspirando yo. Utilizaba el verbo sufrir para dar una idea de susesfuerzos. Ahora soy yo el que sufre. Debajo de la gabardina no haynada, tal vez un ligero aire de jorobadito inmovilizado en lacontemplación de la judía, pisos arruinados de la calle Perú (el flacoRoberto Bolaño avanza a tropezones por el pasillo oscuro), héroes deinviernos que van quedando atrás. «Pero usted escribe, Montserrat, yresistirá estos días.» Se sacó la gabardina, la sujetó de los hombrosy luego la abofeteó. El vestido de ella cayó en cámara lenta sobre suabrigo de piel. En frío se puso a cuatro patas y le ofreció la grupa.Lo vi todo desde la otra habitación a través del orificio que alguienhabía taladrado para tal fin. Restregó su verga fláccida sobre susnalgas. Descuidadamente miró a un lado: la lluvia resbalaba por laventana. La pantalla ofrece la palabra «nervio». Luego «arboleda».Luego «solitaria». Luego la puerta se cierra.Tenía dieciocho años y estaba metida en el negocio de las drogas. Enaquel tiempo solía verla seguido y si ahora tuviera que hacer unidentikit de ella creo que no podría. Seguramente tenía nariz aguileñay durante algunos meses fue pelirroja; seguramente alguna vez la oíreírse detrás de los ventanales de un restaurante mientras yo esperabael bondi o simplemente caminaba bajo la lluvia. Tenía dieciocho años yuna vez cada quince días se metía en la cama con un policía ocupado dela investigación de tráfico de estupefacientes. En los sueños ellaaparece vestida con vaqueros y suéter negro y las pocas veces que seda vuelta a mirarme se ríe tontamente. El cana la ponía en cuatro patas yse agachaba junto al enchufe. El vibrador ya no tenía pilas y él selas ingenió para hacerlo funcionar con electricidad. El sol se filtrapor el verde de las cortinas, ella duerme con las medias hasta lostobillos, bocabajo, el pelo le cubre el rostro. En la siguiente escenala veo en el baño, asomada al espejo, luego exclama buenos días ysonríe. Era una muchacha dulce y que no evitaba ciertos compromisos:quiero decir que en ocasiones podía levantarte el ánimo o prestartealgo de dinero. El cana tenía una verga enorme, por lo menos ochocentímetros más larga que el consolador, y se la metía raras veces.Supongo que de esa manera era más feliz. Miraba con ojos acuosos supija erecta. Ella lo contemplaba desde la cama... Fumaba cigarrillosrubios y posiblemente alguna vez pensó que los muebles del dormitorioy hasta su amante eran cosas huecas a las que debía dotar desentido... Escena teñida de morado: aún sin bajarse las medias hastalos tobillos, relata lo que le ha pasado durante el día... El policía se aleja por una avenida sombreada de álamos. Sus ojos eranfríos, a veces aparece en mis pesadillas sentada en la sala de esperade una estación de micros. La soledad es una vertiente del egoísmonatural del ser humano. La persona amada un buen día te dirá que no teama y no entenderás nada. Eso me pasó a mí. Hubiera querido que meexplicara qué debía hacer para soportar su ausencia. No dijo nada.Sólo sobreviven los inventores. Cuando era chiquito soñaba con ser inventor.En mi sueño un vagabundo viejo y flacoaborda al policía para pedirle fuego. Al meter la mano en el bolsillopara sacar el encendedor el vagabundo le ensartó una navaja. El canacayó sin emitir ruido. (Estoy sentado en mi habitación de Palermo,inmóvil, solo muevo el brazo para escribir y llevarme el vaso a la boca.)Ahora le toca a ella perderse. Se suceden rostros de adolescentes enel espejo retrovisor de un automóvil. Un tic nervioso. Fisura, mitadsaliva, mitad café, en el labio inferior. La pelirroja se alejaarrastrando su moto por una avenida arbolada... «Asquerosamenteinmóvil»... «Le dice a la niebla: todo está bien, me quedo contigo»...Aquella Natalia ahora pesa 28 kilos. Está en el hospital y parece quese apaga. «Destruí tus frases libres.» No entendí hasta mucho despuésa qué se refería. Pusieron en duda mi honestidad, mi eficiencia,dijeron que dormía cuando me tocaba guardia. En realidad ellos estabanenjuiciando a otra persona y yo llegué casualmente en el momento menosindicado. La chica pesa ahora 28 kilos y es difícil que salga delhospital con vida. (Alguien aplaude. El pasillo está lleno de genteque abre la boca sin emitir sonido alguno.) ¿Una muchacha que yoconocí? No recuerdo a nadie con ese rostro ni con ese nombre, dije,posiblemente la conozca de internet y no haya pasado de chatear conella. En la pantalla de la computadora se proyecta una calle, unmuchacho borracho se dispone a cruzarla, aparece un autobús. ¿Elhombre dijo Natalia Hernández? Sólo me acuerdo de una muchacha flaca, de piernaslargas y pecosas, desnudándose al pie de la cama. La escenaahora transcurre en un callejón mal iluminado: una mujer de cuarentaaños fuma un cigarrillo apoyada en el quicio de una ventana en elcuarto piso. Escritura sin disciplina. Eran como cuarenta tipos, todos con sueldos de hambre. Cada mañana elgallego se reía estrepitosamente después de leer el diario. Lunacreciente en agosto. En septiembre estaré solo. En octubre y noviembreesperaré las moras.La única regla que existe es una niña pelirroja observándonos al finalde la reja. Mario lo entendió igual que yo, sólo que con pasionesdistintas. Los canas están cansados, hay escasez de gasolina y milesde jóvenes desempleados dando vueltas por Barcelona. (Mario está enParís, me dicen que tocando el saxo afuera del Pompidou y ya sincompañera.) Manos en proceso de fragmentación geométrica: escrituraque se sustrae así como se sustrae el amor, la amistad, los patiosrecurrentes de las pesadillas... Por momentos tengo la impresión deque todo esto es «interior»... Tal vez por esa razón vivo solo ydurante tres años no hice nada... (El tipo rara vez se lavaba, nonecesitaba escribir a computadora, le bastaba sentarse en un sillóndesvencijado para que las cosas huyeran por iniciativa propia)... ¿Unatardecer sorpresivo para el jorobadito? ¿Facciones de policía a menosde cinco centímetros de su rostro? ¿La lluvia realmente limpió losvidrios de la ventana?Pasa la sombra de una nube, una araña se detiene junto a su uña, expele el humo. «Larealidad apesta.» Supongo que todas las películas que he visto no meservirán de nada cuando me muera. Error. Te servirán, creeme. Seguíyendo al cine. Creo que el tipo dijo mierda o mamá, no sé...El tipoentró en el bar y tomó una cerveza. Pagó con dinero francés y metióel cambio en el bolsillo sin contarlo. Hablaba perfectamente español.Tenía una cámara de fotos que ahora está en los almacenes de lapolicía. Nadie lo vio jamás tomar una foto. Paseaba por la playa alatardecer. Cojieron, o como dice mi amigo, pim pam pum hasta el infinito.Majul puto.Imaginate la situación: la desconocida se oculta en el descanso de laescalera. Es un edificio viejo, mal iluminado y con ascensor derejilla. Rubias gordas, jóvenes andaluzas seguras de gustar y entreellas la muchacha desconocida, su boca de guillotina, paseando por elpasado y el futuro como un rostro cinematográfico. Imaginé mi cuerpoabandonado en el campo, a pocos metros de las primeras casas delpueblo. Curiosos y niños. No es el Paraíso, pero se le parece. Lamuchacha baja las escaleras lentamente. Recuerdo una noche en la estación ferroviaria de Mérida. Mi amigadormía dentro de la bolsa y yo velaba con un cuchillo en el bolsillo dela chaqueta, sin ganas de leer. Bueno... Aparecieron frases, quierodecir, en ningún momento cerré los ojos ni me puse a pensar, sino quelas frases literalmente aparecieron, como anuncios luminosos en mediode la sala de espera vacía. En el otro lado, en el suelo, dormía unvagabundo, y junto a mí dormía mi amiga Belén y yo era el únicodespierto en toda la silenciosa y asquerosa estación de Mérida. Miamiga respiraba tranquila bajo la bolsa de dormir roja y eso metranquilizaba. El vagabundo a veces roncaba, a veces hablaba ensueños, hacía días que no se afeitaba y usaba su chaqueta de almohada.Con la mano izquierda se cubría el pecho. Las frases aparecieron comonoticias en un marcador electrónico. Letras blancas, no muybrillantes, en medio de la sala de espera. Los zapatos del vagabundoestaban puestos a la altura de su cabeza. Una de las medias teníala punta completamente agujereada. A veces mi amiga se movía. Lapuerta que daba a la calle era amarilla y la pintura presentaba enalgunos lugares un aspecto desolador. Quiero decir muy tenue y almismo tiempo completamente desolador. Pensé que el vagabundo podía serun tipo violento. Frases. Agarré el cuchillo sin llegar a sacarlo delbolsillo y esperé la siguiente frase. A lo lejos escuché el silbato deun tren y el sonido del reloj de la estación. Estoy salvado, pensé,íbamos camino a Portugal y eso sucedió hace tiempo. Mi amiga respiró.El vagabundo me ofreció un poco de coñac de una botella. Hablamos unosminutos y luego nos callamos hasta que llegó el amanecer.Lo que vendrá. El viento entre los árboles. Todo es proyección de unpibe solo y desamparado.El viento y la lluvia entre los árboles, como unacortina de locos. Similar a un fantasma en una playa desierta: elviento mueve, levanta el pijama, lo aleja por la arena hasta hacerlodesaparecer en medio de un ataque de asma o de un largo bostezo. «Comoun cohete abierto en canal»... «El modo poético de decir que ya noamás los callejones iluminados por patrullas de policia»... «La melódicavoz del sargento hablando con acento gallego»... «Chicos de tu edadque se conformarían con tan poco»... «Es una pena»... «Existe unaespecie de danza que se transforma en labios»... «Los labios modulanfrases silenciosas»... Pozos de agua clara en el camino. Viste a untipo tirado entre los árboles y seguiste corriendo. Las primeras morasEn el vagón una muchacha solitaria. Mira por la ventanilla. Afueratodo se desdobla: campos arados, bosques, casas blancas, pueblos,suburbios, basureros, fábricas, perros y niños que levantan la mano ydicen chau. Apareció Lola Muriel. Agosto 2003. Sueño rostros queabren la boca y no pueden hablar. Lo intentan pero no pueden. Sus ojosazules me miran pero no pueden. Después camino por el pasillo de unapensión en Monserrat. Despierto transpirando. Lola tiene los ojosazules y lee los cuentos de Poe junto a la pileta, mientras las otraschicas hablan de pirámides y de selvas. Sueño que veo llover enbarrios que reconozco pero en los cuales no he estado jamás. Caminopor una galería solitaria. Nunca estuve en Buenos Aires, pienso. Veorostros que abren la boca y no pueden hablar y cierran los ojos.Despierto transpirando. ¿Agosto 2003? ¿Una andaluza de dieciocho años?¿El vigilante nocturno, loco de amor?El silencio ronda en los patios sin dejar papeles escritos, aquelloque después llamaremos obra. El silencio lee cartas sentado en unbalcón. Pájaros como ronquera, como mujer de voz grave. Ya no pidotoda la soledad del amor ni la paz del amor ni los espejos. Elsilencio esplende en los pasillos vacíos, en las radios que ya nadieescucha. El silencio es el amor así como tu voz ronca es un pájaro. Yno existe obra que justifique la lentitud de movimientos y losobstáculos. No existe obra que justifique el aburrimiento. Repliegue de alas. Todo es repliegue de alas ysilencio, así en la muchacha gorda que no se atreve a meterse en lapileta como en el jorobadito. La mano de ella apagó la radio... «Hasta dentro de un tiempo, nunca más solo»...Dijo que amaba los días movidos. Miré el cielo. «Días movidos», ademásde insectos y nubes que descendían hasta los matorrales.La boca se abrió pero elautor no pudo escuchar nada. Pensó en el silencio y después pensó «noexiste», «caballos», «luna menguante de agosto». Alguien aplaudiódesde el vacío. Dije que suponía que eso era la felicidad.Las grandes estupideces. Muchacha desconocida que retorna a la escenadel camping desierto. Bar desierto, recepción desierta, parcelasdesiertas. Este es tu pueblo fantasma del Oeste. Dijo: finalmente nosdestrozarán a todos. (¿Hasta a las muchachas bonitas? No, por favor, a ustedes no) Me reí de sudesamparo. El doble lleno de aprensión hacia sí mismo porque no podíaevitar enamorarse una vez por día por lo menos. Después una sucesión deinodoros portátiles, reediciones baratas, muchachos vomitando mientrasen la terraza silenciosa baila una niña subnormal. Toda escrituraextremada en el límite esconde una máscara blanca. Eso es todo.Siempre hay una jodida máscara. El resto: pobre Manu, escribiendo soloen una estación de tren. Querida Meli, hubo una vez que hablé con vos por teléfono más de unahora sin darme cuenta de que habías colgado. Fue desde un teléfonopúblico de la calle Bolívar, en la esquina del Rufián Melancólico.Ahora estoy en un bar de la costa catalana, me duele la garganta ytengo poca plata. La italiana dijo que regresaba a Milán a trabajar,aunque se cansara. No sé si citaba a Pavese o realmente no tenía ganasde volver. Creo que le voy a pedir al enfermero del camping algúnantibiótico. La escena se disgrega geométricamente. Aparece una playasolitaria a las ocho de la noche, altos cirros anaranjados; a lo lejoscaminan, en dirección contraria al que observa, un grupo de cincopersonas en fila india. El viento levanta una cortina de arena y loscubre. San Telmo con vos era mejor que todo esto. Te amo, siempre tevoy a amar.No puedes regresar. Este mundo de policías y ladrones y extranjerossin papeles en regla es demasiado fuerte para ti. La palabra fuertesignifica que es cómodo, un mundo liviano, sin entropía, un mundo queconoces y del que no puedes desprenderte. Como un tatuaje. Muchas cosasson como un tatuaje, parecen eternas asi que en mi cabeza lo son.Existe una enfermedad secreta que se llama Melina y aparece por las noches.Así es como es, dijo, una ligera sensación de fracaso se va acentuandoy el cuerpo se acostumbra a eso. No podés evitar el vacío de la mismamanera que no podés evitar cruzar calles si vivís en la ciudad, conel agravante de que a veces la calle es interminablemente ancha, losedificios parecen bodegas de películas de gángsters y algunos tiposescogen las peores horas para pensar en sus madres. «Gángsters»corresponde a «madres».
De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, sólo deseo recuperarla disponibilidad cotidiana de mi escritura, líneas capaces de agarrarmedel pelo y levantarme cuando mi cuerpo ya no quiera aguantar más.(Significativo, dijo el extranjero.) A lo humano y a lo divino. Comoesos versos de Leopardi que Li Po recitaría en un puente nórdico paraarmarse de coraje, así sea mi escritura.
Se ofrece novio para bailarinas. Bueno, lindo y triste (pero no demasiado). Me gusta leer poemas a los gritos y ver bailar.
Comunicarse con manuelobligado@hotmail.com
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Saturday, March 05, 2005
Por emborracharse con la persona correcta uno consigue o no entradas para entrar al ano de la libertad de pensamiento. Liliana, vieja y canosa y arrugada pero con unas piernas del coño, cantando tangos y cabaret y con Jesusa cagándonos a palos y cagando a palos al piano y haciéndonos acordar de que todo esto vale la pena.
Y entradas para esta noche también conseguí, por supuesto, y ahí nos vemos.
Y entradas para esta noche también conseguí, por supuesto, y ahí nos vemos.
Tuesday, March 01, 2005
ajajá, Piglia, así te quería agarrar.
Y brillante Podeti: "¡EXPERTOS HABRÍAN DESCUBIERTO QUE LA FALTA DE LECTURA SE DEBE A QUE LOS LIBROS SON UNA PORQUERÍA!"
Y brillante Podeti: "¡EXPERTOS HABRÍAN DESCUBIERTO QUE LA FALTA DE LECTURA SE DEBE A QUE LOS LIBROS SON UNA PORQUERÍA!"
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